Josefina, una comunera de 52 años, increpaba la noche del viernes “¡nadie se va de aquí!”, dirigiéndose a sus compañeros. Su nieto de 9 años la miraba y con un movimiento de cabeza aceptaba el pedido. Unos 200 aldeanos hacían lo mismo
“No queremos que contaminen nuestra agua ni las cosechas. Rechazamos la minería, pedimos que se vayan”, agregó la mujer.
Ella es parte de los pobladores de unas 30 comunidades del cantón Las Naves, provincia de Bolívar, quienes hasta ayer llevaban tres noches en vigilia para evitar que la transnacional Curimining SA reanude sus trabajos de exploración minera en esa zona.
Desde el martes pasado, los habitantes de la zona mantienen bajo su control los campamentos de la compañía minera en el sector Naves Chico y Jerusalén. Todos son observados por 130 agentes de la Policía, quienes dan seguridad a las instalaciones. “Si hemos de morir, lo haremos aquí, pero no hemos de dejar que regresen”, se escuchaba desde la multitud.
La empresa está dispuesta a reanudar sus actividades una vez que el ‘impasse’ sea superado. Diego Bastidas, ejecutivo de la minera, cree que la movilización es promovida por grupos ecológicos radicales que buscan parar el proyecto Curipamba Sur, que él dirige. “Hemos paralizado para evitar conflictos y hemos pedido a la Policía que los desaloje para entrar”.
Curimining SA reanudó la exploración minera en Bolívar el 15 de junio pasado, tras la paralización que estableció en abril del 2008 el Mandato 8 de la Constituyente. La Secretaría Nacional del Agua y los ministerios del Ambiente y de Recursos Naturales no Renovables avalaron seis concesiones en los sectores Las Naves 1, 2 y 3 y en Jordán 1 y 2, que suman 30 000 hectáreas.
Una comunicación del 3 de junio del Ministerio de Recursos Naturales no Renovables señala que la transnacional cumplió con la presentación del plan de manejo ambiental y con más requerimientos para ejecutar actividad minera. Pero los comuneros del sector temen que la minería destruya los pastizales.