El Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP) advirtió un ‘alarmante’ aumento de la actividad minera en Napo, la provincia situada en la Amazonía, cuyos impactos ambientales y sociales están generando preocupación.
El MAAP, encargado de vigilar la deforestación del mayor bosque tropical del planeta a través de imágenes por satélite, indicó que la superficie dedicada en Napo a la actividad minera creció 210 veces en 24 años, al pasar de las 2,6 hectáreas en 1996 a las 556,8 en 2020.
En su último informe precisó que “la acelerada expansión de la actividad minera dentro de la provincia de Napo se llevó a cabo principalmente en el período 2016-2020, en el que se registró el 72% del total de la superficie minera expandida”.
Esta tendencia se mantuvo en 2021, de acuerdo con los 120 puntos identificados por el MAAP dentro de esa provincia donde se está practicando minería; de ellos el 10% dentro de áreas naturales protegidas, con la Reserva Biológica Colonso Chalupas como la más afectada.
Las consecuencias de estas labores incluyen apertura de vías de acceso, deforestación, y contaminación en los ecosistemas acuáticos que afectan a la población local, incluidas comunidades indígenas.
Falta de control
El MAAP detalló que, en muchos de los casos, estas actividades son de tipo artesanal y semimecanizada. Además, su impacto es elevado al no contemplar medidas de control y no cumplir con las regulaciones ni contar con supervisión gubernamental.
En total existen en Napo 288 concesiones mineras que ocupan el 3,14 % de la superficie provincial, la mayor parte dedicadas a la extracción de oro y materiales pétreos, y concentradas mayoritariamente (97 %) en los cantones (municipios) Tena y Carlos Julio Arosemena Tola.
Entre los casos más destacados está el de Yutzupino, ya reportado por el MAAP en un informe publicado en febrero que reflejaba una rápida expansión minera de 70 hectáreas entre octubre de 2021 y enero de 2022, al margen del río Jatunyacu.
También la zona del Punino, donde la deforestación minera abarcó 32 hectáreas entre noviembre del 2019 y noviembre del 2021, al margen del río de ese nombre en el límite entre las provincias de Napo y Orellana.
Focos de deforestación
El nuevo informe se centra ahora en otros tres casos, como el de Río Anzu-Nueva Esperanza, ubicado en el cantón Arosemena Tola, a tan solo 5 kilómetros al suroeste de Yutzupino, y donde entre marzo del 2017 y marzo del 2022 se identificaron 281 hectáreas afectadas por la actividad minera.
La actividad reportada se localiza dentro de ocho concesiones mineras, en estado de exploración y/o explotación otorgadas a seis compañías dedicadas a la actividad, y se desarrolla de manera dispersa. Esta característica en lugar de resultar beneficiosa, ocasiona varios frentes de deforestación y, como consecuencia de aquello, una mayor pérdida de bosques y áreas abandonadas altamente degradadas.
Otro caso está a tan solo 5 kilómetros al oeste de Arosemena Tola y a 12 al suroeste de Yutzupino, en una zona donde entre abril 2017 y marzo 2022 se registraron 81,9 hectáreas afectadas por la actividad minera.
El último caso destacado se localiza en el río Huambuno, 4 kilómetros al este del territorio indígena Asociación Río Blanco, ubicado en el cantón Tena, en el que entre mayo 2017 y enero del 2022 se registraron 127,4 hectáreas deforestadas.
El informe presentado es parte de una serie de estudios enfocada en la Amazonía ecuatoriana y ejecutada a través de una colaboración estratégica entre las organizaciones Fundación EcoCiencia y Conservación Amazónica. También cuenta con el apoyo de la Agencia Noruega de Cooperación para el Desarrollo (Norad).