En la Casa de Turismo, de Otavalo, se hizo un encuentro entre la investigadora Elisabeth Rohr y varios vecinos de Otavalo. Foto: Tomada de Apak Kichwa
Las imágenes coloridas del Mercado de Ponchos, de Otavalo, se quedaron grabadas en la memoria de Elisabeth Rohr. A la ciudadana nacida en Alemania, el corazón de esta urbe de la provincia de Imbabura, que late a ritmo del comercio artesanal, le sigue impactando. Así lo sintió los últimos días de julio del 2019 cuando retornó al ‘Valle del Amanecer’, tras 45 años cuando conoció Otavalo por primera vez.
Habla de manera pausada, en un claro español, que perfeccionó durante un viaje de seis meses que hizo por México, Colombia, Ecuador y Perú. Esta vez retornó para compartir una serie de fotografías, como parte de una iniciativa denominada Memorias de Elisabeth Rohr.
La experiencia que ha acumulado fue compartida en un conversatorio que organizó la Asociación de Productores de Audiovisuales Kichwas (Apak). La cita fue el 29 de julio de 2019. Un grupo de jóvenes y adultos otavaleños asistió para escuchar los relatos de ‘Lilo’, como la conocen sus amigos.
Una de sus anécdotas es la del primer viaje en un viejo autobús de Quito a Otavalo, urbe que la considera como su segundo hogar. No se parecía a los vehículos a los que estaba acostumbrada en Europa y Estados Unidos, en donde vivió cinco años.
El medio de transporte ecuatoriano sufrió un desperfecto mecánico. Por eso, llegó a Otavalo a las 23:00. Eso desorganizó su reserva, que como toda alemana, hizo como parte de su rigurosa planificación. En el lugar de alojamiento le informaron que su plaza fue ocupada por otro turista.
Es por eso que bajo la luz de la luna recorrió la urbe, que aún mantenía un aire colonial. Esa noche no consiguió una cama, pero sí una silla para dormir en otro hotel que le abrieron las puertas.
Al día siguiente, los efectos de la incomodidad se esfumaron con la belleza singular feria de artesanías en la Plaza de Ponchos. Aún recuerda la seguridad con la que tranzaban negocios las mujeres y hombres indígenas ataviados con la ropa tradicional.
Luego de ese primer fin de semana de vacaciones en Otavalo, en 1974, regresó a Alemania. Quería proseguir sus estudios de sociología. Sin embargo, a pesar de la distancia los paisajes de las lagunas y los volcanes de Imbabura, la textura de los tejidos indígenas y calidez de la gente siempre la acompañaban.
Por eso, cuatro años más tarde regresó. Con más madurez llegó con un proyecto denominado Cooperativas Textiles de Ecuador. El objetivo era conocer la cadena productiva de los tejidos otavaleños. Los primeros viajes de investigación a Ecuador fueron financiados por fundaciones y universidades de su país.
Visitó las casas y los talleres de artesanos. También, la antigua Fábrica Textil San Pedro. Cada detalle, cada historia los documentó en fotografías en blanco y negro. Esa vez la estancia duró tres meses. Ese material, que fue digitalizado, le acompañó en la reciente visita.
Otavalo fue uno de los grandes laboratorios sociales en la década de 1960 y 1970, por lo que muchos investigadores se interesaron por conocer la historia de los kichwas de la zona, señala Toa Maldonado, moderadora del encuentro. Sin embargo, muchos de esos estudios no han sido difundidos en la localidad. Sobre Elisabeth Rohr destaca el amplio conocimiento que tiene sobre su pueblo.
Otro de los temas que no quedó fuera de la cita fue la gira del grupo Peguche a Alemania, en 1980. Rohr los recibió en su casa. Fue un viaje llenó de experiencia y anécdotas, recuerda Shayri Jimbo, uno de los integrantes de esa comitiva.