Cada mes, los hijos de 8 y 6 años de Gladys Cabezas se enferman al menos en tres ocasiones. Los médicos del centro de salud de la cooperativa Cristo Vive, en el oeste de Santo Domingo, aseguran que la causa es el agua de mala calidad que consumen.
Cabezas, de 32 años, se abastece de un pozo subterráneo de agua que tiene en el patio de su vivienda. A 20 metros está otro pozo, pero séptico, que se usa para evacuar las aguas servidas de unas 30 casas aledañas.
Los residuos se filtran y contaminan las fuentes de agua que son utilizadas para el consumo humano. “A veces el olor es insoportable y el agua que sale del pozo es muy sucia. Por eso mis niños se enferman”. Los síntomas en los infantes son vómito y diarrea.
Según el gastroenterólogo, Gerardo Oviedo, esos síntomas se asocian con las enfermedades producidas por ingerir agua o alimentos de mala calidad.
En Santo Domingo se registraron 9 910 casos de enfermedades producidas por la mala calidad del agua, en este primer semestre de este año. Las más comunes son las diarreas, tifoideas, gastroenteritis, según la Dirección Provincial de Salud Pública.
El presidente de la cooperativa Cristo Vive, Roberto Andy, dijo que la falta de alcantarillado ocasiona que el agua se contamine. “Solo se colocó un sistema de alcantarillado en la avenida principal. En las demás calles (alrededor de 40), los desperdicios son arrojados a las letrinas que se filtran y mezclan con el agua dulce”.
Diana Figueroa, gerenta de la Empresa Pública Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Santo Domingo (Epmapa), informó que se están gestionando USD 103 millones con el Estado, a través de préstamos con el Export-Import Bank de Corea del Sur, para dotar de alcantarillado a la ciudad. Cristo Vive, donde habitan 700 personas, será una de las cooperativas beneficiadas.
Solo en el subcentro de salud de esa cooperativa se registran 274 casos de enfermedades estomacales y diarreicas.
Yomaira López, responsable del Departamento de Salud Ambiental de la Dirección de Salud de Santo Domingo, aseguró que el agua que se consume en la provincia no es segura. “Los pozos deben estar a 8 y 10 metros de profundidad y alejados de letrinas o criaderos de ganado. Pero esto no sucede en la provincia. Se debe verificar que el agua del pozo o de los tanqueros sea limpia y tratarla con cloro. Solo así se puede tomar agua segura en la provincia”.
Clara Armijos vive en la cooperativa 2 de Mayo, en el oeste de Santo Domingo. Ella tiene un pozo de agua en su casa, pero no puede utilizarlo debido a que, en el sector, 10 de 30 casas utilizan letrinas y el agua de los pozos está contaminada. La solución momentánea es recolectar el agua lluvia en invierno y en verano abastecerse de tanqueros que cuestan hasta USD 20.
En el momento apenas el 20% de la población (61 000 personas) tiene el servicio de agua potable en Santo Domingo. Las personas se abastecen de tanqueros, pozos y agua tratada de la Epmapa.
Según Franklin Quezada, exdirector del Departamento de Salud Ambiental de la Dirección de Salud, el agua de las vertientes del río Guanecilla, de donde se proveen los tanqueros, está contaminada con heces de ganado.
“El agua de los chorros se debe utilizar únicamente para abastecer a las lavadoras de carros, mientras que la de la planta de la Epmapa, que es tratada, debe ir a los tanqueros que llevan el líquido a las casas. En la práctica se comprobó que hay tanqueros que llevan agua del Guanecilla a los hogares. Por ello son las enfermedades”.
El proyecto de agua
En Santo Domingo se ejecutan cinco proyectos para dotar de agua potable a la ciudad, desde el 2011.
En estos proyectos se invierten USD 83 millones, que se obtuvieron con préstamos al Banco del Estado, Export-Import Bank de Corea del Sur y presupuesto municipal.
El proyecto de suministro de agua potable avanza en un 70%. Se tiene previsto que el 98% (360 652) de la población tenga agua potable en el 2014.