A través de su cuenta en la red social Facebook, el catedrático Lindberg Valencia denunció discriminación y abuso policial contra su hija en el transporte público, cuando viajaba con su compañero y su pequeño hijo por el Playón de La Marín, en Quito. Dijo que agentes a “puntapiés y empujones, se ensañaron con ellos para revisar sus mochilas y documentos, en medio de la gente que ahí se moviliza”.
¿Qué acciones tomará contra los servidores policiales involucrados?
Preliminarmente la denuncia en redes sociales, con toda la indignación que eso provoca. Estamos también tomando las acciones para hacerlo formalmente en la Comandancia de Policía. Las organizaciones afroecuatorianas lo han hecho ya en la Fiscalía y en la Defensoría del Pueblo.
¿Qué espera al hacer la denuncia de hechos de discriminación?
Al hacer una denuncia de un servidor, nosotros esperamos que haya consecuencias; es decir, una sanción. Caso contrario, esto no se corrige y los policías se sienten con licencia para discriminar y atropellar. Si esto sigue pasando es porque no hay correctivos.
¿Ha vivido antes una situación de discriminación contra usted u otro miembro de su familia?
Muchas veces. Yo mismo fui víctima de esa selectividad. Hace unos años estábamos produciendo un disco por la avenida Universitaria. Hicimos un receso y fuimos a una panadería. Llegaron cuatro policías con las armas desmontadas, casi apuntándonos. Ahí me di cuenta de que no solo les pasa a los jóvenes.
¿Cree que falta un protocolo entre las fuerzas del orden?
No tengo elementos para decir que es un protocolo preestablecido. Pero es una cuestión común. Y no se lo hace de manera profesional, se lo hace con prepotencia, con insultos, con malas palabras. No acepto en lo absoluto que los policías lleguen, con todas las de ganar, a atropellar a cualquier persona. Siempre es por el color de piel o por la apariencia.
Eso nos hace pensar que es una consigna general.
¿El pueblo afroecuatoriano ha normalizado la discriminación que sufren por parte de las autoridades?
Sí. La gente crece pensando que eso es normal. Cree que el policía tiene todo el derecho de venir a atropellarlo, a vejarlo, a mofarse. Como no se sabe cómo hacer para denunciar, la gente termina sintiéndose en una indefensión. Eso motiva que se siga cometiendo el abuso de poder porque el abusado no tiene los medios para defenderse.
¿Hay un evidente comportamiento discriminatorio preestablecido?
No está establecido de manera formal, pero sí en la práctica. Lo hemos visto con atropellos a todos los grupos minoritarios. Es una cuestión estructural, porque termina normalizándose. A la gente le es indiferente que se esté atropellando a un ciudadano en una esquina. Sin un operativo ni nada, solo llegan por el color de piel. Nos han endosado el prototipo del delito a los afroecuatorianos. Por eso debería haber una forma de identificar a los delincuentes y no solo acusar por el color de piel.
Hoja de vida
56 años y oriundo de San Lorenzo, Esmeraldas. Maestro de música en la Universidad Central del Ecuador. Defensor
de los derechos de la comunidad afrodescendiente y otras etnias.