En la última década (2010-2022), 1,6 millones de personas resultaron afectadas directamente por eventos peligrosos en el Ecuador.
Frente a esta problemática, la Secretaría de Gestión de Riesgos presentó el nuevo Plan Nacional para la Reducción de Riesgos.
El Plan constituye un instrumento para la protección de personas, infraestructura y demás frente a eventos peligrosos de origen natural o antrópico. El documento cuenta con seis objetivos específicos:
- Investigación en gestión de riesgos
- Gobernanza del riesgo
- Control y uso de suelo con la variable riesgos
- Infraestructura segura y resiliente
- Educación, capacitación y participación
- Preparación y respuesta institucional
Patricia Carrillo, subsecretaria de Gestión de Riesgos, explica que la creación del Plan responde a un rediseño de la estructura de gestión de riegos en el Ecuador.
A su criterio, “el objetivo no es seguir gastando en emergencias”. Para ello, entre sus varias metas planteadas hasta el 2030, se propone la creación de al menos tres nuevos instrumentos de política pública sectoriales.
Asimismo, está la creación de un sistema de información para el monitoreo de amenazas locales por parte de los gobiernos autónomos descentralizados.
Otro de los objetivos del nuevo Plan es la incorporación de la gestión de desastres en el currículo nacional.
Sobre este tema, Patricia Carrillo señala que se está trabajando en conjunto con el Ministerio de Educación para el riesgo sea un componente formativo en la educación media.
Para la implementación del Plan Nacional para la Reducción de Riesgos, esta Secretaría ha proyectado un presupuesto referencial de USD 369 millones.
El 38,6% estaría enfocado en el objetivo 4: Generar y promover infraestructura y edificaciones seguras y resilientes. Es en este punto donde actualmente, y frente al inminente desarrollo del fenómeno de El Niño, existe un gran desafío.
Identificar riesgos para las infraestructuras, reto para el Ecuador
El caso del volcán Cotopaxi es uno de los que mejor expone Patricia Carrillo para ejemplificar el complejo escenario de riesgos en el Ecuador. “Ahora mismo tenemos 10 cantones que están en la zona de influencia del volcán Cotopaxi. El volcán ha estado ahí por miles de años, sin embargo, nosotros creamos vulnerabilidades cuando no hacemos ordenanzas, por ejemplo, para regular nuestro territorio y decir claramente ‘aquí no se construye’”.
Este problema también ha sido recurrente en las últimas evaluaciones del riesgo frente al fenómeno de El Niño.
Debido a que no existe una política clara para la instalación permanente de unidades parroquiales, municipales o cantonales dedicadas al tema de riesgos, este evento climatológico global llega con incertidumbre sobre el nivel de amenaza existente para zonas como puentes, carreteras, embalses en todo el Ecuador. Y esto es más complejo si se añaden los escenarios variables relacionados con el cambio climático.
Eduardo Izaguirre, ministro de Agricultura y Ganadería, señala que además de los problemas con respecto a la infraestructura, El Niño plantea otro riesgo adicional: la migración.
Durante la presentación del Plan, el Secretario de Estado dijo que uno de los posibles efectos de este fenómeno será un nuevo movimiento migratorio del campo a la ciudad producto de los impactos a las zonas rurales.
A pesar de que el Plan marca un horizonte para la gestión de riesgos, El Niño es un gran desafío para las actuales autoridades.
Para la subsecretaria de Gestión de Riesgos, la respuesta es clara: “tal vez no veamos resultados [del Plan] porque ejecutar una política pública demanda de tiempo”. Añade que “lo que va a hacer El Niño es visibilizar lo que no se hizo en materia de reducción y mitigación”.
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