La capital azuaya cuenta con el segundo zoológico privado. Es el Bioparque Cuenca, que fue adecuado en el sector de Rayoloma. El primero es Yurak Allpa, en la parroquia Tarqui. El Bioparque es un lugar para reencontrarse con la naturaleza por su flora y fauna. Tiene siete hectáreas y albe
rga a 30 especies distintas (52 animales) entre leones, tigrillos, alpacas, águilas, osos de anteojos, lechuzas, pumas, ardillas, monos, papagayos, venados, loros, cocodrilos, tortugas…
Tiene 2,3 kilómetros de senderos naturales. A través de estos se accede a los sitios donde están los animales, la mayoría rescatado del maltrato (circos o tráfico ilegal).
Cada especie se encuentra en espacios parecidos a su hábitat natural para no afectar a su desarrollo normal.
También hay un orquideario y se destacan seis leones africanos, que viven en 250 m², con peñascos naturales y con fuertes medidas de seguridad.
Para su propietario, Ernesto Arbeláez, más que un espacio para observar los animales es un sitio de conservación, ciencia, educación y recreación, donde el visitante aprende a valorar la fauna.
El Bioparque cuenta con veterinarios, biólogos y guías que se encargan del cuidado, medicina preventiva y tratamientos técnicos para el bienestar y salud de las especies.
Los administradores han dispuesto horarios de alimentación en los sábados y domingos, días de mayor afluencia de personas, para que los visitantes vean de cerca esta experiencia e interactúen con las especies. A las 10:30 son alimentados los osos de anteojos, entre las 12:00 y 16:00, los leones.
Según Arbeláez, el proyecto busca un equilibrio con el ambiente. Por eso una de las acciones a corto plazo es que los mamíferos que se reproduzcan en cautiverio serán devueltos a su hábitat, en áreas protegidas.
La entrada cuesta USD 3,99 para adultos, USD 3,50 para jóvenes de 13 a 18 años y USD 2,99 para niños y tercera edad. Atiende de lunes a domingo entre las 09:00 y las 17:00.
21 empresas colaboran con alimentos e implementos para el Bioparque de Cuenca.