Las personas pernoctaron en los exteriores de las distribuidoras de gas, falta oxígeno en los hospitales, los mercados estuvieron cerrados y hubo largas filas de vehículos en las gasolineras. Es el panorama se vivió ayer, 27 de junio en Cuenca.
Estos problemas ocurren por los múltiples bloqueos que existen en las vías que comunican a Cuenca con Guayas, Cañar, El Oro y Loja, que están tomadas por los indígenas y campesinos. En Azuay no han funcionado los corredores humanitarios dispuestos por la Conaie para abastecer de alimentos, servicios y otros productos.
Un convoy de 17 camiones -que transportan alimentos, medicinas, gas, oxígeno y etanol para elaborar el combustible ecopaís y materiales de construcción- lleva siete días sin poder llegar a Cuenca. Está en Tamarindo y desde ese punto hasta Sayausí (más de 90 kilómetros) se registran más de 10 bloqueos con piedras, tierra y árboles.
El domingo pasado, en uno de los puntos de este tramo, hubo enfrentamientos graves. El gobernador de Azuay, Matías Abad, dijo que hubo policías heridos, detonación de explosivos, vehículos atacados y un militar retenido, quien hasta la tarde de ayer no era liberado.
Los comuneros también denunciaron que fueron agredidos con gas lacrimógeno. Esta carretera, más la Girón-Pasaje (El Oro) y la Azogues-Zhud-Cochancay (Sierra Centro) son estratégicas en el intercambio comercial del Austro.
El oxígeno para hospitales
Juan Zapata, director del Comité de Operaciones de Emergencia Nacional, calificó de crítica la situación en el Austro porque los hospitales se están quedando sin oxígeno “para salvar vidas y que los pacientes se recuperen”.
Hasta la tarde de ayer solo pasaron dos camiones con oxígeno, lo cual ayudó, principalmente, al Hospital Vicente Corral Moscoso de la capital azuaya. Esta casa de salud tiene 52 pacientes en las unidades de cuidados intensivos de neonatología, pediatría, adultos y centro de trauma. Además, realizan unas 30 cirugías diarias y todos los enfermos reciben oxígeno durante estos procedimientos.
El gas de uso doméstico
En cambio, los cuencanos en general siguen pernoctando en los exteriores de las distribuidoras de gas para conseguir el producto, que escasea desde hace 12 días.
Felipe Aray, de 79 años, llevaba ayer cinco días durmiendo afuera de una distribuidora, ubicada en la avenida Loja y Don Bosco. “He pasado lluvias y sol porque no tengo gas para cocinar”, dijo el azuayo, quien se veía cansado.
Más de 500 personas que hacían fila ayer con sus cilindros en las distribuidoras protagonizaron un plantón con el cierre de calles, que se repitió en más de 10 puntos de la ciudad, entre ellos en la avenida De las Américas.
También salieron los comerciantes de la Feria Libre El Arenal, el principal centro de abastos del sur del país, por la escasez de alimentos. Ellos cuestionan que los vuelos humanitarios traen provisiones “solo para las cadenas
de supermercados”.
El Ministerio de Transporte y Obras Públicas coordina estos vuelos. “Las autoridades dicen que han traído más de 4 000 kilos de alimentos y no ha llegado nada para los mercados de Cuenca”, denunció Tamara Sinchi, dirigente de la Asociación Lucha Libre.
“Esta es otra muestra de la opresión y de la injusticia social que vivimos los más pobres. Ya no tenemos qué vender ni qué comer. Aquí estamos como trabajadoras y madres de familia”, señaló Eliza, una vendedora de verduras.
Los combustibles
La necesidad de gasolina es evidente por las interminables filas de vehículos que persisten en los últimos seis días en las estaciones de servicio de la ciudad.
Carlos Salazar, presidente de la Asociación de Distribuidores de Combustibles, dijo que el problema responde a que no han podido traer el etanol que agregan al combustible base de ecopaís. Desde ayer se retornó a la extra.
“Estamos viviendo un caos total”, se quejó Andrés Robalino, director ejecutivo de la Cámara de Industrias, Producción y Empleo. Según él, más de 100 empresas están paralizadas y sus ejecutivos analizan la posibilidad de enviar a los trabajadores a vacaciones adelantadas. Más del 90% de lo que se produce en la urbe se consume fuera de Cuenca.
El pedido
Los sectores productivos de Azuay pidieron al Gobierno que la provincia sea declarada en estado de excepción, para habilitar las vías y la provisión alimentos y otros artículos.
Afectaciones
La cadena de farmacias del Municipio de Cuenca cerró la atención al público, por las movilizaciones
y protestas.
Los negocios del Centro Histórico cerraron sus puertas para evitar ataques y saqueos en las movilizaciones.
Los vendedores del mercado El Arenal se ubicaron en los exteriores de un centro comercial cercano. Fue un rechazo a la provisión de alimentos en este espacio.
Los usuarios del proyecto de agua potable Nero, que abastece a cuatro parroquias rurales, cerraron vías y avanzaron en protestas hasta el centro de la ciudad.
USD 30 millones es la pérdida económica local por el paro, según los industriales.