Aprovechando la última luz del día, Luzmila Toapanta daba las últimas puntadas al traje del Coraza. Esa indumentaria tradicional vestirá hoy al Coraza, antiguo cacique indígena de Imbabura. Se realiza en San Rafael de la Laguna (Otavalo). Esta última semana, la artesana de 66 años trabajó de 08:00 a 18:00, para dejar lista la colorida vestimenta. La ropa es elaborada en tela espejo color blanco y la máscara va repleta de cadenas, medallas, perlas y plumas de avestruz teñidas de colores. Luzmila cosía y amarraba los detalles del traje que engalanará la fiesta por los 126 años de parroquialización de San Rafael.Desde finales de abril, la hábil mujer desempolva y repara los trajes. Lo hace como su abuela paterna, Antonia Arellano, en la casa de San Rafael. Luzmila tenía apenas 6 años cuando quedó impresionada por las filas de hasta 30 corazas que desfilaban por el pueblo en abril y en agosto, celebrando las cosechas. La sorprendían los colores y el brillo de los trajes, que confeccionaban su abuela y sus vecinos, Cristina Silva, Eloísa Jaramillo y Tobías Hidalgo; ellos alquilaban los trajes a los indígenas. Ahora, ella es la última depositaria de la tradición que se celebra una vez al año, en junio. La mujer recordó que su abuela salía a Otavalo y a Quito llevando cuyes y gallinas como un agrado para pedir en préstamo aretes y cadenas de oro. Esas joyas adornaban, por unos días, el traje del Coraza. Ahora utilizan alhajas de fantasía. En los últimos años la población mestiza escenifica el desfile, aunque aún es una demostración de poder económico. Solamente uno de los trajes, que elabora Luzmila, cuesta USD 300. Marco Calapaquí personificará al Coraza. Este abogado busca rescatar la tradición original. Por eso solicitó a la artesana, de quien admira su paciencia, que le alquilara dos trajes de Coraza y tres de Yumbo. Calapaquí calcula que la fiesta costará USD 4 000, por lo que solicitó apoyo a la comunidad de Cachiviro, de donde es nativo.