Los pacientes de otras provincias llenan las camas de las unidades de cuidados intensivos de Azuay y Loja

La clínica Santa Inés, de Cuenca, recibe más pacientes con covid-19 de otras ciudades que de la capital azuaya. Foto: Lineidas Castillo /EL COMERCIO

La clínica Santa Inés, de Cuenca, recibe más pacientes con covid-19 de otras ciudades que de la capital azuaya. Foto: Lineidas Castillo /EL COMERCIO

La clínica Santa Inés, de Cuenca, recibe más pacientes con covid-19 de otras ciudades que de la capital azuaya. Foto: Lineidas Castillo /EL COMERCIO

El incremento de enfermos de covid-19 y la derivación de pacientes de otras provincias inciden en el colapso de los hospitales públicos y privados de Cuenca y Loja. Desde hace un mes, no hay camas en las unidades de cuidados intensivos (UCI).

En este último repunte, las casas de salud de ambas ciudades reciben gran cantidad de pacientes críticos de las provincias de Zamora Chinchipe, El Oro, Morona Santiago y, en algunos casos, hasta de Guayas y Pichincha.

El pasado fin de semana, por ejemplo, 16 de los 27 pacientes en el Hospital Santa Inés de Cuenca eran de Loja y Zamora. Hace 15 días atendieron 30 pacientes del cantón lojano de Celica, incluido el alcalde, Oswaldo Román.

Según el gerente de ese hospital privado, Julio Tamayo, a cada momento recibe llamadas telefónicas de personas de otras partes que solicitan camas UCI, pero ya no tiene disponibilidad. “Hemos tenido hasta el 80% de pacientes internados de otras provincias”.

Los hospitales centinelas Vicente Corral Moscoso y José Carrasco (IESS) de Cuenca también acogen a pacientes de otras zonas, aunque sus autoridades no dan cifras de la ocupación por origen. Algunos llegan transferidos y otros ingresan por triaje.

Para el gerente del Hospital Vicente Corral, Iván Feicán, eso complica la situación porque no pueden negar los servicios a nadie y no alcanzan a atender la demanda de Azuay. “Como zonal, tenemos pacientes de La Troncal, Sucúa, Macas, Gualaceo, Loja, entre otras ciudades”.

El panorama es similar en los hospitales centinelas Isidro Ayora y Manuel Ignacio Montero, en la capital lojana. Además de los pacientes de la provincia reciben infectados graves de todos los nueve cantones de Zamora Chinchipe y de la zona alta de El Oro.

El viernes pasado, en Zamora Chinchipe se inauguró la primera sala UCI en el Hospital Básico de Yantzaza, que cuenta con 12 camas. Desde que empezó la pandemia, los contagiados graves eran transferidos a Azuay, Loja y El Oro, principalmente.

Tres empresas mineras invirtieron USD 1 020 000 en la adquisición de las camas y su respectivo equipamiento como ventiladores, analizadores de gases y desfibriladores. La Prefectura aportó con USD 24 000 en la adecuación de los espacios físicos en el hospital.

Pese a esa inversión aún no se siente la descongestión de pacientes en la capital lojana, aseguró el gerente del hospital del IESS de Loja, Ricardo Bueno. “Las UCI siguen llenas y es muy temprano para ver resultados porque los contagios siguen en aumento acelerado”.

Él consideró que esta situación obedece a la presencia de las nuevas variantes de coronavirus. En Loja, hace un mes, se identificó el primer paciente con la variante brasileña; y en Cuenca, hace cuatro días la de Nueva York.
El gerente del IESS de Loja, Ricardo Bueno, informó que llegan más jóvenes que son hospitalizados, porque son cepas más contagiosas y agresivas que provocan complicaciones patológicas y resistencia al tratamiento.

Con eso coincidió Tamayo. “Los pacientes llegan con cuadros críticos y por el manejo médico tardío se vuelve complicado el tratamiento, muchos mueren”. Mencionó que la semana anterior dieron de alta a un paciente de 24 años , pero otro, de 32, falleció.

Tamayo explicó que antes el paciente registraba síntomas y empezaban el tratamiento, pero ahora cuando muestran síntomas ya están infectados los pulmones. Además, dijo que cuando llega un paciente crítico de otra provincia lo acompaña un familiar, “que podría estar contagiado, y eso hace que existan más personas que estén expuestas al virus en las ciudades donde son tratados”.

A los galenos de Azuay y Loja también les preocupa la escasez de fármacos especiales, que se utiliza en los pacientes que están intubados.

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