La ciclovía de la avenida Loja sirve como un acceso para los alumnos que se dirigen a la Universidad de Cuenca. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO
El Municipio cuencano implementó 6,9 kilómetros de ciclovías para mejorar la movilidad, en los últimos seis meses. Sin embargo, los colectivos de ciclistas cuestionan que los tramos están dispersos y que no son funcionales para el uso adecuado de la bicicleta.
En una primera fase se intervino en tramos de las avenidas y calles cercanas a la Universidad de Cuenca como la Paseo Tres de Noviembre, Agustín Cueva y Remigio Tamariz, en el centro sur de la ciudad.
En estas vías se delimitaron los espacios, entre uno y dos metros de ancho, con señalización para el uso exclusivo de bicicletas. Ahora, se interviene en la avenida 10 de Agosto para unirla con calles aledañas como la Agustín Cueva, también en el sur de la urbe.
De acuerdo con un estudio del programa de investigación LlactaLAB de la Universidad de Cuenca, el 2,5% de la población de la ciudad se moviliza a diario en bicicleta. Es decir, 14 700 personas, que realizan desplazamientos menores a cuatro kilómetros.
La Empresa Municipal de Movilidad contabilizó que por las ciclovías recién construidas circulan 20 ciclistas por hora y la cifra va en aumento. Pero el integrante del colectivo Bicicuenca, Jaime López, dijo que las ciclovías son poco utilizadas porque tienen problemas de diseño en las intersecciones de calles y avenidas.
Por ejemplo, mencionó que la ciclovía de la calle Alfonso Moreno termina de forma abrupta en la Ricardo Muñoz (sur de Cuenca) y para cruzar la calle deben bajarse de la bicicleta. “Nos sentimos inseguros porque no hay señalización”.
Él agregó que las ciclovías están dispersas y no hay una red que las conecte. Eso ocurre, por ejemplo, con la Paseo Tres de Noviembre y las avenidas Loja o Solano, en el lado sur de la ciudad.
Según López, a esto se suma que no hay diseños técnicos en las intersecciones viales como las calles Alfonso Moreno y Gonzalo Cordero, al conectarse con la avenida Solano, que es de alto flujo vehicular.
“Al no existir señalización diferenciada en las intersecciones, es peligroso cruzar a otra calle, principalmente para quienes están aprendiendo a movilizarse en bicicleta”, dijo el ciclista Juan Carlos Muñoz. Él vive en la parroquia Baños (sur de la urbe) y utiliza a diario la bicicleta para llegar a la Universidad de Cuenca.
Para Paúl Ortiz, director municipal de Planificación, se tiene previsto que en las intersecciones se efectúe un trazado diferente que permita al ciclista y al conductor estar alerta y evitar accidentes. Además, ubicar semáforos en las vías con mayor conflictividad.
El trazado de las ciclovías empezó por un trabajo conjunto entre el grupo de investigación LlactaLAB y colectivos de ciclistas. Ellos estudiaron las zonas de mayor concentración de personas por la ubicación de universidades, negocios, instituciones y otros factores. También la seguridad vial, infraestructura y tránsito.
Daniel Orellana, coordinador de LlactaLAB, indicó que para diseñar estos espacios también se debió estudiar cómo funciona el barrio, la calle, los espacios públicos e intersecciones.
De esta forma hay una atención integral para los ciclistas y los vecinos que pueden utilizar estos espacios para caminar.
Con esto coincide Jaime López, del colectivo Bicicuenca, quien argumenta que en ocasiones las personas caminan por estos espacios y se interrumpe la circulación. “Entonces nos ven como una molestia cuando se trata de un uso compartido de los espacios”.
En las primeras horas de la mañana y en la noche, principalmente, se evidencia más presencia de personas que utilizan estos espacios para caminar y ejercitarse.
Hasta mediados de este año, la Dirección de Planificación del Municipio cuencano concluirá esta fase de implementación de ciclovías con una inversión de USD 500 000.
La siguiente etapa, que tendrá 19,5 kilómetros, se construirá en el 2019. La intención es completar la zona sur y conectarse con los centros comerciales. Además, con zonas consolidadas como Cañaribamba y Totoracocha, al este la capital azuaya .
Para López, es urgente construir ciclovías de conexión con las parroquias rurales cercanas como San Joaquín o El Valle, ya que desde allí llegan personas en bicicleta para trabajar y están expuestas a accidentes.
Él pide que estas obras estén acompañadas de una educación y concienciación a conductores y peatones sobre la importancia de respetar los espacios y señales de tránsito.
En contexto
En Cuenca se empezó la construcción de espacios para la circulación de ciclistas hace más de 10 años, pero los avances han sido mínimos. Hay 40 kilómetros de parques lineales (junto a los ríos), que brindan espacios compartidos para peatones y ciclistas.