Por un polvoriento sendero, siete adultos mayores de la comunidad La Rabija, a 20 minutos del centro de Pelileo, en Tungurahua, van hacia una pequeña cabaña con techo de teja, que convierte en un aula de clases los sábados y domingos.
Tres hombres y cuatro mujeres, de entre 60 y 85 años, ocupan los corroídos pupitres metálicos. En total, 28 adultos mayores aprenden técnicas de agricultura limpia y creación de microempresas.
Los entusiastas alumnos llegan caminando desde las comunidades de Sigualo, Chambiato y La Rabija. Deben aprobar 40 horas prácticas y 60 teóricas. El proyecto empezó en abril, con el apoyo del Municipio y de la Secretaría Técnica de Capacitación y Formación Profesional.
Diocelina Moposita, de 67 años, guarda debajo de su chalina una funda con un cuaderno de 20 hojas y un bolígrafo. Cuando el instructor habla de cómo hacer abono con desperdicios del hogar o cómo preparar brebajes usando plantas nativas, ella toma nota.
Sus temblorosas manos trazan dibujos o palabras claves que copia del pizarrón de tiza líquida. También miran videos sobre esas técnicas. “Algunas cosas ya me estoy olvidando. Hay detalles que no entendemos y le pedimos al profesor que nos repita”, dice Moposita.
Desde allí se ve el volcán Tungurahua y el cantón Patate. Las casas están en la parte alta del valle Shushuri, donde hay sembríos de papas, maíz, tomate de árbol, arveja, brócoli… Los vecinos crían ganado lechero y hacen ropa tipo jean.
Al finalizar las clases, los alumnos van a casa de Zoila Yaguachi. En un pilar de la vivienda está un tonel plástico, en el que se elabora biol. El abono orgánico tiene agua, leche cruda, cortezas de frutas, hojas de ortiga, guabo y desechos que salen al preparar comida.
“Ya distribuí los desperdicios de la cocina. La mitad para los chanchos y la otra para el biol. Mis tres hijas me ayudan para no comprar fertilizantes que hagan daño al ambiente”, dice Yaguachi. Al finalizar el año de preparación, recibirán un certificado de especialistas en producción limpia. Para Daniel Oña, técnico del Cabildo, el aprendizaje de los adultos mayores demuestra el éxito del proyecto.