Hace poco me fue grato reseñar en esta columna el libro del profesor norteamericano Peter Henderson, con una nueva y vigorosa biografía de García Moreno. Séame permitido ahora referirme al libro ‘Estados Unidos y Ecuador: conflicto y convergencia’. Ambos han sido editados por la Codeu, en traducción directa del inglés por Susana Winter, por iniciativa del ejecutivo de esa corporación, Edmundo Batallas. El autor de este nuevo estudio, editado en julio del 2011, es George M. Lauderbaugh, máster por el Davis & Helkins College y doctor en la Universidad de Alabama, actualmente catedrático de historia en la State University de Jacksonville. Su obra repasa las relaciones del Ecuador con la gran potencia norteamericana durante más de un siglo (1830-1946), tema que le sirvió para presentar su tesis doctoral en historia. Para ello logró lo que ningún historiador ecuatoriano ha podido hacer: consultar personalmente los archivos del Departamento de Estado de los EE.UU. desde 1801 hasta 1946; la biblioteca del Congreso en Washington D.C., la de Londres, así como el archivo de nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores desde 1835 hasta 1944; bibliografías del Ecuador, particularmente Richard Pattee, y, entre los nacionales, Alfaro, Dillon, Jaramillo Alvarado, Loor, Crespo Ordóñez, Pérez Concha, Robalino Dávila, Tobar Donoso y Villacrés Moscoso, entre otros. Hay que añadir el real conocimiento de nuestra patria, en muchas visitas como US Air Force, de la que se retiró como tente. crnel. Aunque el prof. Lauderbaugh hace sincero y notable esfuerzo de imparcialidad crítica no logra eludir ciertas apreciaciones propias de un ciudadano de la primera potencia, superdesarrollada, sobre un pequeño país latinoamericano.
Esta obra merece, no obstante, ser consultada por cuantos quieran historiar la vida del Ecuador independiente; los diversos puntos de conflicto; los frecuentes acuerdos, generalmente desconocidos, pero constantes en la documentación estudiada; sus conceptos sobre las grandes figuras contrastantes: García Moreno y Alfaro, que revelan muchos aspectos desconocidos de ambos, pese a que no puede eludir la amañada encuesta pública que en el 2005 declaró al Gral. Alfaro ‘el mejor ecuatoriano’.
La nota introductoria está escrita por John Sanbraillo, alto ejecutivo de la PADF filial de la OEA, que prologó a Henderson. Conocedor de las encrucijadas de nuestro devenir político-social, no vacila en señalar los presidentes del Ecuador que mantuvieron especial conocimiento de Estados Unidos: Rocafuerte, García Moreno, Alfaro, Tamayo, Ayora y Galo Plaza. Vale señalar la múltiple, aunque olvidada vinculación de García Moreno y su gobierno con los EE.UU., en particular la condolencia de don Gabriel por la muerte de Abraham Lincoln; ambos murieron en sangre.