El viernes pasado hubo poco movimiento dentro de una concesionaria de vehículos en Guayaquil. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO
La venta de vehículos atraviesa el peor momento de la última década. Durante los cinco primeros meses de este año se comercializaron 24 078 automotores importados y de fabricación nacional, es decir, un 41% menos que en el mismo período del 2015, según datos de la Cámara de la Industria Automotriz Ecuatoriana.
Es la cifra más baja –comparada con igual período– de los últimos 10 años, inferior a lo registrado en el 2007. Para el director ejecutivo de ese gremio, David Molina, sin bien el año pasado se registró una baja de ventas, en el 2016 la causa es diferente.
En el 2015 hubo una contracción por los cupos de importación. Hoy, en cambio, el problema radica fundamentalmente en la demanda. Según él, la compra de un vehículo requiere, en muchos casos, de financiamiento, pero el consumidor ahora piensa si tendrá o no la capacidad para cancelar esa acreencia, por la situación económica del país.
Molina basa su afirmación en un estudio que determinó que del total de personas que tenía un crédito preaprobado para adquirir un automotor en octubre pasado, el 39% desistió. En enero pasado, cuando se hizo la actualización, el indicador subió al 60%.
“Cuando se consultó por qué lo hacían, el 22% de personas en enero dijo que era por la incertidumbre de su situación económica. En octubre, esa misma respuesta la dio el 12%”.
El representante de Importadora Tomebamba (Toyota), Fernando Vázquez, coincide con esa apreciación. Él asegura que el 15% de las reservaciones que había en su empresa para adquirir vehículos fue cancelado. “El cliente no está seguro de poder pagar las mensualidades”. Sus ventas cayeron un 40% este año, principalmente, en el segmento más costoso.
En LojaCar, distribuidor de Nissan y Renault, la situación es similar. Su gerente, Rubén Cuenca, señala que antes el 50% de sus clientes compraba a crédito; ahora el 80% lo hace al contado. “Solo compran quienes tienen poder adquisitivo, el resto ya no quiere endeudarse. Por lo general, son profesionales con ahorros”.
Sus ventas bajaron. Hasta octubre pasado, en LojaCar se comercializaban 12 unidades al mes, en promedio. Después se redujo a siete y solo en mayo pasado subió a 14, porque en junio otra vez disminuyó.
En mayo, señala Cuenca, las personas que tenían dinero o utilidades prefirieron adelantar las compras para evitar el alza del IVA al 14%.
Para evitar que este incremento tributario complique más al sector, los concesionarios aplican estrategias. El director Nacional de Nissan (Automotores y Anexos), Diego Andrade, dice que su empresa asume el aumento del IVA en los modelos menos costosos, para competir.
Otras opciones son optimizar las áreas de la empresa o mejorar las condiciones para no perder las ventas, dice Andrade. Cuenca agrega que hay competidores que, incluso, bajaron el precio entre 2 y 3%.
Para Manuel Murtinho, gerente de la Asociación Ecuatoriana Automotriz, la reducción ocurrió en todos los segmentos de vehículos. Por ejemplo, en camiones la situación es crítica porque son bienes que pagan 40% de salvaguardias.
Según Murtinho, antes un camión extrapesado costaba USD 150 000, ahora vale USD 210 000 por impuestos. A esto se suma la restricción de los créditos para la compra y la reducción de la obra pública.
El jueves pasado, Juan Medina acudió a una concesionaria en el norte de Guayaquil para cotizar un camión. “Quería comprar un auto nuevo con un crédito que pedí al banco, pero están muy caros. Tendré que seguir visitando otros lugares o adquirir un usado”.
Las proyecciones anuales no son las mejores. Molina calcula que el 2016 se venderán unos 50 000 automotores. Una cifra que solo superaría a la registrada en el 2000, cuando se vendieron 18 983 unidades y cercana a las 56 950 del 2001, los mínimos alcanzados desde que se implementó la dolarización.
Molina considera que el incentivo contemplado en la Ley Orgánica para el Equilibrio de las Finanzas Públicas es positivo. Allí, se fija que los vehículos que estuvieron en el país hasta el 25 abril terminados o CKD (partes y piezas) podrán tener un descuento de hasta 5% en el pago del ICE, siempre que cuesten menos de USD 30 000 y otros requerimientos.
Es beneficiosa, explica Molina, porque reducir los impuestos es la forma adecuada para reactivar el consumo.
Él considera que ese beneficio tendrá más impacto en los automotores fabricados en el país, porque una gran mayoría cuesta menos de USD 30 000.
“Ese descuento permite que las ensambladoras tengan una buena posibilidad para salir de ese ‘stock’… Las empresas están trabajando en su estrategia comercial para vender los vehículos con el descuento, que ya se está aplicando en algunas marcas”, manifestó.
Molina considera que, además, beneficiará a los fabricantes de partes y piezas, que también están afectados porque trabajan, actualmente, al mínimo de su capacidad.
Las ensambladoras no han parado sus proyectos de desarrollo y otros están en marcha para los próximos años, asegura Molina. Entre enero y abril pasado, las ensambladoras General Motors, Aymesa y Maresa, que operan en el país, fabricaron 7 658 unidades, una cifra menor a las 19 277 del mismo período del 2015.