Redacción Siete Días
Desde las últimas décadas del siglo XX, hay una conciencia de que el planeta es un ecosistema gigante en el que los problemas ambientales –lluvia ácida, emisión de carbono, contaminación visual y acústica, entre otros- sin importar el lugar donde se produzcan, afectan directa o indirectamente a todos.
Más de productos ecológicos
Los productos auténticamente ecológicos y naturales tienen como ingredientes mayoritarios productos de origen vegetal, con una base de aceites vegetales y extractos de plantas.
No contienen colorantes, conservantes ni fragancias de síntesis, parafinas u otros productos derivados del petróleo, ni materias primas derivadas de animales sacrificados. Y ni la vanidad, algo que parecería tan personal, se salva. De ahí que cada vez sean más las casas cosméticas que se pintan de verde para cubrir las nuevas demandas de clientes con vena medioambientalista e introducir a los menos familiarizados con el tema en esta tendencia. Ya son muchas las empresas y organizaciones -también en el Ecuador- que crean productos que generan menor impacto en el medioambiente.
Los indígenas shuar y achuar se cuentan en esta lista. Ikiam es una línea de productos cosméticos y de limpieza producida por la Fundación Chankuap, de la provincia de Morona Santiago, que trabaja con estas comunidades.
Chankuap ha apostado por la creación de productos ecológicos de belleza con la intención de recuperar el poder que brinda la naturaleza.
Prueba de ello son los jabones líquidos y sólidos, champú, ‘body splash’ y cremas nutritivas e hidratantes que han sacado al mercado. Para la fabricación de jabones sólidos y aceites para masajes, Ikiam utiliza aceite de ungurahua. Para los ‘body splash’, jabones líquidos, champú y cremas, usan ingredientes propios de la zona como hierbaluisa, cúrcuma, jengibre y bergamoto.
El encargado de la tienda Ikiam en Quito, Fabricio Andrade, cuenta que “todo nuestro proceso, desde la recolección de la materia prima, tiene certificación biorgánica y natural, y todos los productos son biodegradables”.
Los envases son de plástico pero “estamos tratando de innovar. Queremos hacer un reenvasado. Es decir, el cliente trae el envase y se lo rellenamos. Así, de alguna manera aportamos con el medioambiente”, cuenta.
En otros países del mundo, también existen empresas dedicadas al negocio de los productos ecológicos de belleza. La cadena americana de cosméticos Lush, ofrece una variedad de productos creados a partir de frutas y vegetales orgánicos. Además, en su preparación que es artesanal, utiliza el mínimo o ningún preservante.
Cremas humectantes, lociones tónicas, champú, jabones para la ducha, el cuidado del pelo, y fragancias son algunos de los productos hechos a mano y a base de aceites naturales como el de oliva, pachulí, lavanda, pino, almendras, aguacate son algunos de los componentes. Además de frutas, hierba de limón, infusión de rosas frescas, cera de abejas, pétalos de azucena, manteca de cacao, tintura de benjuí.
Otro aporte que tiene esta cadena al medioambiente es su política de “productos desnudos”. El 70 por ciento de su mercadería está “desnuda”, sin ninguna clase de envoltura. Entre ellos están jabones sólidos, champú en barra y limpiadores faciales sólidos.
El envoltorio y los lazos están hechos de material reciclable, papel reciclado, maíz, trigo y almidón de papa; las cajas para transportar los productos están hechas de pulpa de madera renovable.
Bajo el lema “los negocios tienen el poder de hacer el bien” y la filosofía de “la vía natural hacia la belleza”, la cadena de cosméticos The Body Shop fue la primera compañía en utilizar el aceite de palma en esta industria.
La cadena hace productos como cremas para el cuerpo y cara, jabones, gel para el cuerpo, champú, tratamientos para el pelo, exfoliantes, removedores de maquillaje, entre otros. Utiliza aceites naturales de oliva, almendras, jojoba, nuez de macadamia. Además, las bolsas de los productos son reusables.