La exposición se inauguró la noche del miércoles 22 de enero del 2020 . Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO.
El mapa
La primera vez que Marcelo Aguirre tomó ayahuasca sintió una especie de quietud que entró por sus pies en forma de serpiente, un sosiego que, poco a poco, fue serpenteando todo su cuerpo hasta que se sintió uno con la naturaleza.
Esa travesía espiritual, que experimentó 30 años atrás en la Amazonía, fue plasmada en un dibujo de pequeño formato que está a la entrada de la galería N24 -Isabel La Católica y Galavis-, donde el miércoles 22 de enero del 2020 inauguró la exposición ‘Visiones: un viaje de mil días’.
En esta muestra, Aguirre, un referente de la plástica ecuatoriana, exhibe una serie de dibujos en plumilla y acuarela que dan cuenta de los viajes internos que ha experimentado a través del yagé y el kundalina yoga, dos prácticas que lo han acompañado a lo largo de su vida, pero que por primera vez son los protagonistas de una de sus exhibiciones.
A los dibujos de sus visiones, unos más figurativos y otros más abstractos, se suma una serie de obras que surgieron a partir del trabajo con el científico francés Jean Luc Verdeil. El resultado de esa colaboración es una serie de obras que resposan sobre una mesa de luz, como las que hay en los laboratorios, donde se puede observar el mundo interior de la ayahuasca.
Los dibujos son producto de tomografías con rayos X, lo que permitió tener imágenes en tres dimensiones de la planta, de microcoscopía láser multiphotonica, que sirvió para visualizar las sustancias bioquímicas, y de la histología que permitió visualizar su estructura celular.
“Pensé que sería interesante -dice Aguirre- que la gente vea la planta en una dimensión más pequeña. Es otra forma de realizar un viaje al interior de la planta”.
Otro de los elementos que forman parte de la muestra es un gong, un instrumento de percusión musical popular en Asia Oriental, que ha acompañado a Aguirre en los viajes que ha hecho en el último lustro. “Es un instrumento complementario del kundalini yoga que se usa en la meditación. Te lleva a un estado de meditativo y de relajación”.
Durante la exposición, que permanecerá abierta hasta el 7 de febrero, Aguirre realizará dos baños de gong. Uno el 29 de enero y otro el 5 de febrero. Los dos comenzarán a las 18:00.
El territorio
Para Aguirre, tomar ayahuasca es parte de un proceso de autoconocimiento. De un viaje hacia el interior de su ser que le ha permitido ver en qué estado se encuentra su vida. “A veces estamos llenos de experiencias o emociones cristalizadas y cuando tomas yagé suben a la superficie y las puedes ver. Para mí es un proceso de sanación”.
Algo parecido le ocurre con la práctica del kundalini yoga, una técnica milenaria que le ha permitido valorar la importancia de permanecer en el presente. En ese famoso aquí y ahora, que en la vida contemporánea le es esquivo a la mayoría de personas, y al que ha tenido más acceso desde que dejó la coordinación de la galería Arte Actual, un proyecto que emprendió 11 años atrás, después de convencer a Adrián Bonilla, en ese momento director de Flacso Ecuador, de abrir un espacio dedicado a la exhibición de arte contemporáneo.
Esa quietud y silencio que ha sentido cuando toma yagé o practica kundalini yoga también la ha experimentado cuando dibuja o pinta. “Lo lindo del dibujo es que es una técnica que te permite plasmar de manera muy inmediata las sensaciones. Es un trabajo directo donde no hay posibilidad de un borrador o de retoques. Es una técnica que deja que fluyas”.
Para él, su trabajo artístico -que comenzó en 1979 y en el que destaca su participación en las bienales de arte de La Habana y Sao Paulo- está ahora más conectado con ese aquí y ahora que es parte de su práctica espiritual. En este contexto sus dibujos funcionan como mapas pero no como territorios porque lo último -explica- es algo más vivencial.