Víctor Hugo Torres Egas, ecritor del libro, ‘Dignos de una historia’, que fue presentado en enero de 2015. Foto: Juan Carlos Pérez/ El Comercio
El libro está dedicado a quienes conocen poco de la historia de Santo Domingo, en el occidente del Ecuador. Como dice el coordinador de la obra ‘Dignos de una historia’, Víctor Hugo Torres Egas, “al ser oriundos de todas partes no conocemos detalles de los momentos relevantes que fueron construyendo esta jurisdicción”.
Torres se refiere a que esta provincia creció con la influencia de habitantes de otras regiones. Ellos se radicaron desde muy jóvenes en Santo Domingo y ahora que tienen canas todavía caminan por nuestras calles. Las historias de 37 personas, contadas a manera de una crónica, es lo que recopila este texto escrito por 19 personas que siguiendo un orden cronológico describen desde los orígenes, crecimiento y florecimiento de lo que hoy es la tierra Tsáchila.
‘Dignos de una historia’ toma las casos particulares de personas sencillas que con su actividad aportaron al desarolllo de este territorio. Se abordan temas como la colonización, provincialización, salud, equidad de género, política, identidad, niños de la calle, deportes y a la nacionalidad Tsáchila. Pero Torres prefiere resumirlo en dos ejes: de lo que era como una aldea hasta ahora como la cuarta provincia más poblada. Para él, la fuerza de la sociedad es la que la hizo grande a Santo Domingo en sus diferentes ámbitos.
Por ejemplo, se destaca el valor de los campesinos que en la época colonizadora abrieron espacio en las montañas, pero también el de los médicos, abogados, profesores, empleados públicos y privados que en cambio marcaron una historia desde el lado de los servicios. El otro surgimiento llega con la provincialización, en el 2007. La búsqueda de las historias para el libro tomó seis meses.
En un año se concretó el financiamiento, la edición y la corrección de estilo. La presentación de la obra fue en el 2015 con un tiraje que alcanzó los 3 000 libros. Víctor Hugo Torres López se ocupó de la edición y en una nota de presentación en el texto, entre otras cosas, realiza un análisis sobre la forma como debería escribirse la palabra Tsáchila.
Para él, esta duda no puede resolverse con una consulta en un diccionario en castellano porque no existe esa palabra. Por eso Torres López plantea la explicación del corrector de estilo, Diego Yépez, quien señala que nuestro lenguaje al ser vivo está en permanente desarrollo y transformación, se renueva cada día afectado por lugares, usos y el tiempo. “Lo que explica que nuevas palabras aparezcan y otras entren en desuso”. De ahí que en el texto se respetó la forma de escribir esa palabra y en varios casos los autores la colocaron como Ts’achila, Tsachila, Tsáchila, T´sachila y Ts’achi.