María Veronica León: ‘Expondré mi obra en un importante museo de Italia’

La artista ecuatoriana María Verónica León, quien participó en la Bienal de Venencia recibió un reconocimiento. Foto: EL COMERCIO.

La artista ecuatoriana María Verónica León, quien participó en la Bienal de Venencia recibió un reconocimiento. Foto: EL COMERCIO.

La artista ecuatoriana María Verónica León, quien participó en la Bienal de Venencia recibió un reconocimiento. Foto: EL COMERCIO.

En el 2015, la Revista Hogar designó a María Verónica León como la Mujer del Año en la Categoría Arte, lugar que compartió con la cineasta y catedrática María Emilia García. Durante su pasó por Quito, esta artista guayaquileña, conversó sobre este reconocimiento y sobre su participación en la Bienal de Venecia.

¿Cuál es su opinión sobre el reconocimiento que recibió por parte de la Revista Hogar?

Creo que este reconocimiento, ante el cual me siento muy agradecida, expresa la sensibilidad de una comunidad, de una ciudad y de un país. Es una prueba de que mi obra ha llegado a la gente. Sin embargo, pienso que el mejor reconocimiento que puede tener un artista es que luego del deber cumplido, del trabajo del día a día, sea este una exposición o un evento cultural, se pueda hablar de un proyecto en el que se invirtió mucho tiempo y energía.

¿Cuánto influyó su participación en la Bienal de Venecia para recibir este reconocimiento?

Se me ha dado este reconocimiento por haber participado en la Bienal de Venecia y por haber promovido la creación de un primer pabellón del país en la Bienal. Hablar del Ecuador era muy delicado porque ya no íbamos a figurar en un contexto latinoamericano como lo hemos hecho desde los años noventa.

¿Cuál fue el concepto que manejó para la creación de la obra con la que participó en la Bienal de Venecia?

Para esta obra quería presentar algo que involucrara pintura, dibujo, grabado, fotografía y video, disciplinas con las que me desenvuelvo como artista desde hace algunos años. Para la obra que presenté en Venecia pensé dos elementos que son parte de nuestros tesoros: el agua y el oro.

El resultado fue una ópera en tres actos: azul, verde y negro. El primer capítulo fue una proyección futurista entre el agua y la industria. El segundo fue el verde, aquí mostraba cómo el agua se transforma en un objeto de cambio.

Criticaba, de alguna manera, a los grandes grupos de poder que pretenden decidir el futuro del agua. La etapa negra visualizaba, a través de este panorama industrial, un negro futuro para el agua.

¿Cuál es su criterio del lugar que ocupan las mujeres en el mundo del arte?

Hace poco escuche en el Art Basel a una artista muy interesante que pertenece a una tremenda plataforma cultural, porque está representada por una de las mejores galerías de Los Ángeles, quejarse de que hay un mínimo porcentaje de consolidación de las mujeres artistas en el mundo.

Estamos hablando de una artista que es parte de una sociedad donde el desarrollo está abierto para todos. Yo vengo de un país que ha sido familiarmente machista. Recuerdo que mis primeras obras en Quito combatían ese machismo. Las cosas no han cambiado en su profundidad, sin embargo, creo que ha existido un progreso.

¿Cuáles son sus proyectos artísticos para este año?

Me preparo para una exposición en un importante museo de Italia con la muestra que presenté en la Bienal de Venecia.

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