Entrevista a Jesús Fuenmayor, curador de la Bienal de Cuenca. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO.
Jesús Fuenmayor nació en Caracas, en 1963. Es curador. Entre 2012 y 2015 fue director y curador de CIFO Art Foundation (Miami). Desde el 2015 es miembro del Comité Asesor y curador consultor de la exposición ‘Kinaesthesia: Latin American and Kinetic Art’. Es el curador general de la XIV edición de la Bienal de Cuenca ‘Estructuras vivientes. El arte como experiencia plural’ que se inicia mañana (23 de noviembre del 2018).
Una de las ideas que atraviesa esta edición de la Bienal de Cuenca es la del arte como experiencia, ¿cómo entender el arte desde esta perspectiva?
Durante mucho tiempo el arte ha sido visto como una manifestación altruista del genio individual, que solo se exhibe en grandes instituciones como los museos. Esta es una idea europea que tiene como centro la admiración. Para esta bienal he querido mantener la distinción entre esa forma de relacionarse con el arte y la de hacerlo a través de la experiencia, de experimentar y de vivir la obra, como lo empezaron a hacer muchos artistas latinoamericanos desde los 60.
En esta idea del arte como experiencia usted tiene como uno de sus referentes a la brasilera Lygia Clark
Creo que los primeros grandes aportes del arte latinoamericano al arte universal se dan justamente cuando los artistas de la región se empiezan a preguntar cómo nos relacionamos con el arte. Esa pregunta comenzó a tener respuestas más radicales con artistas como Lygia Clark. En los años sesenta ella renunció a la escultura y a la pintura y pasó a hacer una cantidad de experiencias que llamó proposiciones. De ahí salieron una serie de propuestas a las que puso el nombre de estructuras vivas, donde la idea era que la gente viva la obra, de ahí el nombre de esta edición de la Bienal.
¿Cómo esta idea del arte como experiencia se vinculará con los cuencanos y con la gente que visite la Bienal desde otras partes?
A través de la obra de cada artista. Como te decía el arte participativo tiene una larga historia. Participativo es una palabra que a veces me incomoda por lo que le pasó a todo el movimiento cinético cuyas obras se volvieron juguetes y perdieron su gravedad. Por eso he tenido cuidado de que los artistas seleccionados para la bienal se hagan la pregunta de cómo experimentar el arte, de una manera profunda. Por ejemplo está Walther Franz Erhard, una de las figuras del arte alemán contemporáneo. A él se suma una serie de artistas que proponen un arte para disfrutar, sentir y pensar y no solamente para mirar.
¿Cómo ve la existencia de las bienales en el futuro?
Tuve la suerte de ir a ver la Bienal de São Paulo que es la más grande de toda América. Estaba impresionado porque no había nadie que me hablara bien de la bienal. Después de ese viaje entendí que es inevitable que las bienales sean polémicas. Tenemos que estar preparados porque vamos a recibir críticas de todas partes, pero lo importante es tener claro que las bienales son el mecanismo que ayuda a que más gente se ponga en contacto con el arte. En la edición pasada, la Bienal de Cuenca tuvo 131 000 visitantes, la misma cantidad de personas que visitaron la Bienal de Berlín. La bienal es el espacio o el ámbito en el que podemos hacer esa pausa para dejar de pensar en el arte como algo que miramos en un museo, o algo que se vende en una feria. Si pensamos en la gente creo que las bienales todavía tienen mucho que dar.
¿Cuál es su lectura del trabajo de los artistas ecuatorianos que participan en esta edición?
Una de las cosas bonitas de la Bienal es que te pone en contacto con una comunidad del arte que en Ecuador siento que ha crecido muchísimo. Tengo 30 años en esto y todos sabemos que la Bienal de Cuenca es una de las más antiguas pero desde afuera era difícil de precisar a esta comunidad. Hay que resaltar la iniciativa de los artistas frente a la falta de mejores estructuras institucionales. Tengo entendido que en Ecuador no hay un museo que coleccione arte contemporáneo y eso es gravísimo. Para mí esta es una comunidad muy viva, alerta, inteligente y bien informada.
Y en relación a sus búsquedas, ¿qué resaltaría?
Que hay muchas líneas de investigación más allá de las que aparentemente se ven a primera vista. Si me preguntan si en Ecuador la pintura es uno de los focos de producción diría que no. Hay artistas que están explorando medios muy distintos y que se han dado cuenta de la importancia de la investigación. Los 13 artistas seleccionados tienen unas resoluciones formales muy inéditas.