Carlos Rojas,
editor (e) política
El descontento ciudadano se ha convertido, en más de una ocasión, en un arma mortal para un gobierno en crisis. Los presidentes Bucaram, Mahuad y Gutiérrez son los típicos ejemplos, citados cien veces en los análisis políticos.
Medidas para afrontar la crisis
Correa anunció que la próxima semana podrían reducirse los cortes de energía eléctrica con la adquisición de dos generadoras térmicas, que aportarán 146 megavatios de electricidad.
Con la compra de dos generadores térmicos a Cuba, por USD 200 millones, el Gobierno pretende aportar 150 kilovatios de energía eléctrica.
Para compensar a los perjudicados , el Régimen ofreció un programa de crédito y cofinanciamiento para adquirir generadores o energía alternativa. El actual mandatario Rafael Correa, que juró enterrar el pasado a fuerza de la revolución ciudadana, sabe que la impopularidad en el Ecuador tiene un alto costo.
Por eso, sus tres años en el poder se han caracterizado por una hábil campaña mediática y publicitaria que le ha permitido mantener a la población a la expectativa de un cambio radical en el país.
¿Qué pasa cuando un Gobierno afronta una crisis que le obliga a racionar el consumo de energía para los ciudadanos? ¿Cuál ha sido la reacción de los ecuatorianos ante el episodio de los apagones, sentido con fuerza en años anteriores y de triste recordación?
Una semana de cortes de luz podría ser muy poco para reflexionar sobre estas cuestiones. Sin embargo, lo que ha quedado demostrado con la desarticulada reacción del Régimen, es que la crisis eléctrica es demasiado seria como para afrontarla únicamente desde el conjunto de decisiones técnicas.
El diseño de una estrategia política se convirtió, por tanto, en una tarea urgente.
El Presidente y sus asesores debieron recordar lo desgastante que significó para Sixto Durán Ballén ejercer un gobierno, prácticamente, a oscuras.
El cambio de hora, entre 1992 y 1993, así como los apagones de 1995 son parte de los hechos más relevantes con los que la gente asocia a ese mandato. Cabe recordar un grafiti que, al inicio de ese Gobierno, se pintó en una pared de Quito. “Sixto, no queremos que adelantes una hora, sino los cuatro años”. Para blindarse del desgaste que acompañó a Durán Ballén y la famosa ‘hora Sixto’, el actual Gobierno, ha preferido culpar al pasado sobre los efectos de una crisis del presente, que no ha podido evitarse en tres años de la revolución ciudadana. Rafael Correa dijo que Hurtado, Febres Cordero, Noboa y Gutiérrez son los responsables. Y, para la gente que no acepta esa excusa como válida, ahora, la culpable es la sequía más fuerte en 40 años.
Algo debe temer el Presidente, acostumbrado a los éxitos electorales y a la buena popularidad. Por eso no ha dudado, parafraseando al propio Simón Bolívar, en desafiar a la naturaleza y decirle que luchará contra ella si esta no entiende al avance de la revolución.