Olga Imbaquingo
Corresponsal en Nueva York
El presidente Rafael Correa es muy popular en Nueva York. La demostración estuvo en la recepción que le dieron cientos de inmigrantes en una concentración en Queens, un zona de Nueva York con alta población de ecuatorianos.
Las invitaciones que repartieron los consulados, aunque no supieron explicar por qué para unos sí y para otros no, se agotaron y decenas de personas se quedaron en las afueras de la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores, en Corona.
Pero Correa no los decepcionó y fue ovacionado por todos, incluso por algunos que al inicio del acto estaban molestos porque no habían sido invitados formalmente a la reunión.
¿Por qué no nos dejan pasar si al Presidente no le gustan los pelucones?”, se preguntaban algunas personas que no pudieron rebasar
las seguridades que la Policía de la ciudad de Nueva York aplicó por pedido de los consulados.
Adentro, a Correa lo esperaba un auditorio lleno al coro de “Correa, Correa, nuestro presidente”. El Mandatario pronunció un discurso más largo de lo esperado donde les contó que estaba allí porque fue invitado a la ONU “para hablar en el grupo de los países excluidos para presentar alternativas a la crisis”.
Una y otra vez se refirió al “Gobierno de la revolución ciudadana” que está trabajando “con cariño y devoción”. También les agradeció por haberle dado el apoyo con el voto en las dos últimas elecciones, mientras los asistentes lo halagaron con incontables aplausos.
Según Correa, “pese a la feroz oposición del ‘establishment’, en el país hay total libertad de expresión”, pero advirtió que en nombre de esta se puede crear “una libertad de manipulación, que es lo que quieren muchos medios”.
Correa, además, comentó que “a los acreedores (de la deuda) les hicimos un paseo, lo que nos dará un ahorro de USD 2 000 millones para salud, educación y vialidad”.
Un auto de la Policía lideró el cordón de la caravana de autos pasadas las 20:00.
Los ecuatorianos se arremolinaron en la esquina para ver partir al Presidente.