El Consejo de Seguridad de la ONU condenó el 5 de junio del 2015 los recientes bombardeos del régimen sirio sobre la ciudad de Alepo y el resto de ataques indiscriminados contra civiles perpetrados por distintos grupos en el país, con mención especial a las crecientes acciones del Estado Islámico (EI) y otros yihadistas.
El Consejo, en un comunicado, expresó su “indignación por todos los ataques contra civiles” y por las acciones “indiscriminadas” como bombardeos.
Entre ellos, destacó el “uso de barriles explosivos” durante “los últimos días” en Alepo y otras áreas de Siria, que dejaron “numerosos civiles muertos y heridos, incluidos niños”.
El comunicado no hace referencia a la autoría de esos bombardeos, pero organizaciones como el Observatorio Sirio de Derechos Humanos denunciaron repetidamente los ataques gubernamentales con ese tipo de explosivos lanzados desde helicópteros, que habrían dejado casi un centenar de víctimas en los últimos dos días.
El Consejo de Seguridad recordó hoy a todas las partes del conflicto que están obligadas por la ley internacional a evitar “ataques indiscriminados y ataques contra civiles y objetivos civiles”.
En ese sentido, reiteró “la responsabilidad principal de las autoridades sirias de proteger a la población” y pidieron que se tomen todas las medidas posibles para ello.
Además, el máximo órgano de decisión de la ONU condenó “los crecientes ataques terroristas” por parte del EI, el Frente “al Nusra” y otros grupos yihadistas y reclamaron a todas las partes del conflicto que se comprometan para terminar con esas acciones.
Al mismo tiempo, recordó que las medidas contra los terroristas deben cumplir con la legislación internacional y garantizar el respeto de los derechos humanos.
Por último, los miembros del Consejo de Seguridad señalaron que la crisis siria sólo puede terminar a través de un proceso político liderado desde el país y, en ese sentido, respaldaron los esfuerzos de mediación del enviado especial de la ONU, Staffan de Mistura.
Los 15 países del Consejo pactaron el comunicado después de recibir información de la oficina humanitaria de las Naciones Unidas, en un movimiento poco habitual dada la profunda división que vive el órgano en torno a Siria y la habitual defensa del régimen de Bachar al Asad por parte de Rusia.