Milán, AFP
El tribunal de Milán condenó este miércoles en ausencia a 23 ex agentes de la CIA por el secuestro de un imán egipcio en el 2003, constató un corresponsal de la AFP.
Los ex agentes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, entre ellos el responsable en Milán de la organización, Robert Lady, fueron condenados por el secuestro el 17 de febrero del 2003 en una calle de Milán del ex clérigo egipcio, llamado Abu Omar, sospechoso de terrorismo.
Lady deberá pagar ocho años de cárcel, mientras los demás estadounidenses fueron condenados a cinco años de prisión.
El religioso musulmán fue secuestrado con la ayuda de agentes italianos y llevado a la base estadounidense de Aviano, en el noreste de Italia, según la instrucción llevada a cabo por el juzgado de Milán encargado del caso.
El ex jefe de la inteligencia militar italiana (Sismi), el general Nicoló Pollari, uno de los siete italianos acusados de complicidad en el secuestro, “no podrá ser juzgado”, según el tribunal, debido a que su papel en el caso está “cubierto por el secreto de Estado”.
Omar fue trasladado y encarcelado después en una prisión de alta seguridad de las afueras de El Cairo, en Egipto, donde según él fue torturado, en el marco de un plan de vuelos y traslados secretos de prisioneros por parte de la CIA en Europa organizado tras los atentados del 11 de septiembre del 2001.
El juez milanés Oscar Magi estableció que tres estadounidenses, entre ellos el jefe de la CIA en Italia, Jeff Castelli, así como Betnie Medero y Ralph Russomando, no pueden ser procesados debido a que “gozan de inmunidad diplomática”, por lo que dispuso el retiro de la orden de detención cautelar que existía.
Dos agentes italianos del Sismi fueron condenados por complicidad a tres años de cárcel.
En total, 33 personas fueron juzgadas en Milán, entre ellas 26 agentes de la CIA en rebeldía.
Abierto en junio del 2007, el juicio fue suspendido poco después en espera de una decisión de la Corte Constitucional italiana sobre un conflicto que oponía a la fiscalía de Milán, encargada de la investigación, y al gobierno italiano, que invocó el secreto de Estado.
Se trata del primer juicio organizado en Europa sobre los traslados secretos por parte de la CIA de personas sospechosas de terrorismo.