Redacción Quito
La idea de realizar las carreras de coches de madera nació del juego que realizaban Jorge Aguilar y sus amigos. En 1973, Aguilar subido en su coche bajó por las calles de San Diego, al sur, hasta llegar a la 24 de Mayo.
La diversión que esta actividad generaba entre sus amigos, hizo que Aguilar iniciara con la realización de esta competencia. Las pendientes de la ciudad han sido, durante 35 años, los escenarios donde los niños y jóvenes corrían en sus coches.
Calles como La Gasca, la Río de Janeiro y la Mejía eran las preferidas por los organizadores de la competencia. Marco Aguilar, organizador, recuerda con claridad cada una de las carreras. Y aún sonríe cuando piensa en la vez que fue al hospital, con un brazo roto, luego de que un concursante le pasara por encima con su carro. “Solo tuvieron que inmovilizarme el brazo un tiempo”.
Esta carrera, que se realiza todos los años durante las fiestas de Quito, es toda una tradición entre los niños desde los 6 hasta los 16 años de edad. Este es el primer año que no se realizará, debido al fallecimiento de su fundador. A pesar de esto ya muchos concursantes han tratado de inscribirse y hasta tienen listo el coche con el que participarán.
Jonathan Teca, de 17 años, participó en la competencia desde que tenía 11. Él escuchó del concurso por medio de la radio y le pidió a su papá, quien es mecánico, que le construyera un carro. Luego de tanta insistencia Nelson Teca accedió y su hijo ganó el primer lugar de la categoría mediana.
Desde ese entonces, Jonathan participó cada año y obtuvo tres campeonatos, cuyos trofeos aún conserva en su habitación.
Pero no solo los hombre participan estas carreras. Verónica Ontaneda fue una de las pilotos más conocidas hace más de 10 años. Ahora ella apoya a sus hijos para que participen.
Elaborar un coche toma al rededor de dos a tres meses. Debe estar hecho totalmente de madera y pasar por una revisión técnica antes de cada competencia. Estos carros han alcanzado velocidades de hasta 100 km.