El comercio, el turismo, la construcción y la pesca son los puntales del crecimiento de Cuenca y Manta.
La capital de Azuay acaba de celebrar 194 años de independencia y Manta, el puerto manabita, festeja hoy sus 92 años de cantonización.
Ambas ciudades comparten muchos aspectos en común sobre su desarrollo, como la planificación, la generación de oportunidades, la atracción de inversionistas y también el empuje de su gente.
Pese a que se encuentran en sitios geográficos distintos, ambas son consideradas ideales para vivir.
Al menos los extranjeros han hecho conocer esta bondad, especialmente en Estados Unidos.
Tanto es así que en Cuenca viven 6 000 jubilados extranjeros y Manta también tiene sus residentes estadounidenses, tras la instalación de la desaparecida Base Aérea.
¿Por qué a Cuenca y Manta les va bien? Porque los empresarios, emprendedores, autoridades locales y sus habitantes dieron prioridad a esos cuatro sectores, que les generan empleo, ingresos y una expansión urbanística, que no tiene ninguna otra ciudad, exceptuando a Quito y Guayaquil.
Por supuesto, hay que dejar claro que Manta aún tiene aspectos muy importantes por resolver, como una mejor calidad de servicios básicos (agua, alcantarillado, transporte, entre otros).
Esa tarea no ha sido bien hecha por sus alcaldes, quienes han sido de sectores políticos muy fuertes, como el PSC y Alianza País. En los últimos 18 años, dos alcaldes estuvieron al frente de la ciudad.
En ese aspecto, Cuenca está muy por delante, pues la mayoría de servicios está cubierta casi en un cien por ciento.
Sus preocupaciones son otras, como hacer que el cuencano tenga una mejor calidad de vida, mucho más allá de la obra física o del asfalto.
Cuenca y Manta hacen alarde de lo bien que les va y bien pueden servir de ejemplo para otras ciudades del país, para crecer.