Redacción Política
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El diálogo bilateral entre los presidentes de Ecuador y Colombia no será inmediato. Tampoco se espera que la cumbre extraordinaria de los países miembros de Unasur, prevista para el 28 de agosto en Bariloche (Argentina), se convierta en el territorio neutral donde se facilite un encuentro personal entre los mandatarios Rafael Correa y Álvaro Uribe.
De esta manera, el canciller ecuatoriano Fander Falconí inyectó una dosis de prudencia y otra de realismo, al comentar sobre las expectativas del posible nuevo acercamiento diplomático. Ayer, en el marco de la reunión del Gabinete ampliado convocada en el Palacio de Carondelet, el Gobierno pasó revista de los avances con respecto a Colombia.
En la cita, Falconí explicó los resultados del encuentro que mantuvo el miércoles con su par colombiano, Jaime Bermúdez, en Lima (Perú). En ese sentido, Quito reconoce que entre los dos Gobiernos hay voluntad política para iniciar un diálogo constructivo. “Esto va a ser un proceso complejo… que no se soluciona de la noche a la mañana y que no concluye en un estrechón de manos”.
Al parecer, la idea de avanzar con calma, dejando en segundo plano la espectacularidad, que puede producir un encuentro directo entre Correa y Uribe, ha generado consenso en las dos cancillerías. Durante el encuentro de Lima, ambos funcionarios, más bien, retomaron la idea de una “intermediación internacional”. Nuevamente los denominados buenos oficios de la OEA y el Centro Carter vuelven a ser citados. Cabe anotar que ambas instancias no han logrado resultados en los 18 meses de ruptura.
A su cargo estará el desafío de establecer puntos de consenso que no incluyen únicamente temas de seguridad. También se hablaría de comercio, aspectos humanitarios, entre otros puntos.
Además, Ecuador insiste en su pliego de peticiones sobre la cuales se trazará el relanzamiento de las relaciones con Colombia. Esto es que el vecino país entregue todos los documentos sobre lo que sucedió en Angostura; que no se involucre a gente del Gobierno ecuatoriano de manera irresponsable con los nexos que tienen las FARC. Además, Ecuador plantea un mecanismo de resarcimiento de lo que significó la operación militar que dejó 26 muertos en Angostura: uno de ellos ecuatoriano, vinculado a la guerrilla.
Con este panorama, ambas delegaciones han insistido en mantener el carácter multilateral de la cita de la Unasur en Bariloche.
En ese balneario argentino se analizará la ampliación de los acuerdos militares entre Colombia y EE.UU., los cuales han generado un amplio reclamo de parte de los países de la región.
Y aunque el presidente Uribe se ha comprometido a hablar sobre ellos ante sus homólogos sudamericanos, no cabe la posibilidad de que el nivel de cooperación con la Casa Blanca pierda viada ni protagonismos.
El tema de las bases sigue inquietando a Venezuela, por ejemplo. El presidente Hugo Chávez dice que la decisión de Uribe va a generar una escalada bélica.
Pero la posición de Ecuador se mantiene prudente. El propio Canciller ecuatoriano aspira a que los riesgos de la alianza de Colombia con EE.UU. se debatan con claridad en la región. Pero que “tampoco se trata de sentar a nadie en el banquillo de los acusados, sino que dispongamos de un conjunto de información”.
La delegación ecuatoriana insiste también en que se analice la inconveniencia de que países como Colombia mantengan la tesis de extraterritorialidad en cuanto a sus combates hacia la insurgencia. Esto quiere decir no más intervenciones o ataques a terceros países por cuenta de la denominada guerra contra el terrorismo .
“Lo que hay en la frontera norte es un grave problema de la situación humanitaria que es comprable solo al conflicto entre Israel y Palestina. Es una situación grave la que se vive en frontera”.