Pekín. ANSA y AFP
Un imponente desfile militar en la plaza Tiananmen de Pekín enmarcó ayer los festejos por el 60 aniversario de la fundación de la República Popular China, en medio de extremas medidas de seguridad.
Ante al presidente Hu Jintao y los otros ocho miembros del Comité Permanente de la Oficina Política del Partido Comunista, el organismo más poderoso del país, desfilaron unos 100 000 civiles y 8 000 soldados, equipados con moderno armamento, como misiles balísticos capaces de golpear con armas nucleares a miles de kilómetros de distancia.
También desfilaron, por la céntrica avenida Chang An, frente a la plaza Tiananmen, 150 cazas de última generación y 500 vehículos armados. El tema central del desfile fue la unidad nacional, reafirmada con orgullo tras los hechos de violencia interétnica del año pasado en el Tíbet y este año en Xinjiang, que provocaron centenares de muertos.
La parada estuvo compuesta por 56 formaciones, tantas como minorías étnicas hay en el país, ante miles de estudiantes vestidos de color amarillo y rojo, los colores nacionales de China.
“El progreso de China en estos 60 años demuestra plenamente que solo el socialismo puede salvar a China y que solo las reformas y la apertura pueden asegurar el desarrollo de China, del socialismo y del marxismo”, dijo Hu durante el discurso que dio inicio a las celebraciones.
Los militares abrieron el desfile disparando 60 salvas de cañón, mientras que marinos vestidos de blanco y soldados mujer con vestidos de color fucsia desfilaban al paso de la oca frente a la Ciudad Prohibida, el lugar desde donde el 1 de octubre de 1948 Mao Tse Tung proclamó la República Popular. Luego siguieron las formaciones de carros armados y armas antimisilísticas.
En una demostración de continuidad con el pasado y el reanudado culto de la personalidad, gigantescos retratos de Mao y sus sucesores -Deng Xiaoping, Jiang Zemin y el mismo Hu Jintao- adornaban la plaza.
El desfile concluyó con miles de niños que liberaron cientos de globos al cielo, y con un espectáculo de fuegos artificiales lanzados desde 99 puestos en el centro de la capital. El desfile se llevó a cabo en una Pekín semidesierta desde hace 12 horas.
En torno a la plaza Tiananmen, punto neurálgico de la metrópoli de 17 millones de habitantes, fueron cerrados los grandes hoteles, como el histórico Beijing Hotel.