En Chile, la jornada para aprobar o rechazar una nueva Constitución se vivió con calma, pero en incertidumbre. Aunque un 78% de chilenos apostó por la necesidad del cambio, los datos preliminares del plebiscito daban el triunfo al rechazo a la nueva constitución de ese país.
El rechazo obtuvo 61,92%, frente al 38,08% de la opción apruebo.
Lo histórico del plebiscito no solo tiene que ver con el cambio de Constitución, lo cual implica dejar atrás la norma suprema heredada de la época del dictador Augusto Pinochet. Esta vez el voto fue obligatorio, y eso abonó a un nuevo escenario en ese país del Cono Sur. Según lo apunta Julieta Suárez-Cao, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad Católica de Chile, la obligatoriedad de participar implicó la llegada de un electorado poco conocido. Para ella hay diferencia entre el sí a una nueva Constitución y el ascenso del rechazo. El primero está relacionado con una necesidad de cambio y el otro, con la aprobación de una propuesta para eso.
“Hay rechazo por diferentes motivos, que van desde noticias falsas e interpretaciones extrañas hasta motivos legítimos, como el que no les guste lo que plantea”. Para el catedrático ecuatoriano Daniel Crespo está claro que Chile quiere un cambio. Sin embargo, la pregunta que tomó fuerza es si ese es el cambio que plantea la nueva Constitución. Para él, la propuesta tuvo una inclinación mayoritaria de la izquierda y eso generó reparos en varios sectores. También apunta que es un texto bastante extenso, que tras experiencias de otros países como la del mismo Ecuador y Venezuela, requerirá de nuevas interpretaciones para viabilizarla. Él cree que otra cosa sobre la que hay resistencia es por su garantismo.
Respecto de esto, Suárez-Cao menciona que se debe dejar atrás la Constitución de Pinochet y pasar de conceptos de competencia, individuales y subsidiarios a conceptos de solidaridad y que incluye a mujeres, pueblos indígenas y diversidades sexuales, entre otros.
Los escenarios
El presidente Gabriel Boric dijo: “Puedo garantizar que nuestra voluntad y acción, independiente del resultado, será convocar a una amplía unidad nacional de todos los sectores. Queremos escuchar a todas las voces para seguir adelante con el proceso”. En caso de que gane el apruebo, Boric deberá convocar un acto público en el Congreso Pleno para que se promulgue la nueva Constitución. Después empezará un proceso aún más largo, para viabilizar su contenido.
Si gana el rechazo, lo que corresponde, según Suárez-Cao, es que se mantenga en vigencia la actual Constitución. Pero esto genera más dudas que certezas sobre qué pasará, sobre todo en lo que tiene que ver a un nuevo proceso constituyente. Según lo reportó el 4 de septiembre el diario El País, el Primer Mandatario chileno ya ha dicho que impulsará convocar nuevamente a una votación para que los chilenos elijan a los miembros de una segunda Convención Constituyente.
Para Crespo, este es uno de los escenarios más probables. Si esto ocurre, considera que deben tomarse en cuenta las críticas al texto actual. También analizar los aspectos positivos que tiene la actual norma suprema de Chile.
La jornada en Ecuador
La Universidad UTE fue el sitio al que acudieron los chilenos residentes en Quito para votar por el plebiscito constitucional. 600 personas estaban habilitadas para ejercer el voto en esa circunscripción electoral. Hasta el mediodía del 4 de septiembre acudieron unas 100. Carolina Horta, cónsul de Chile en Quito, dijo que prevén una mayor afluencia en horas de la tarde. En el sitio se cuenta con dos mesas, integradas por tres vocales. Otro lugar establecido para la votación fue en la ciudad de Guayaquil.
Una de las chilenas que acudió a votar fue Anita Ica, quien consideró que en su país la demanda colectiva hace tiempo es tener una nueva Constitución. Contó que pertenece a un pueblo originario, por lo que destaca que en la Constitución se les dé autonomía para tomar decisiones. “Tenemos una cosmovisión muy diferente. Para nosotros es importante tomar decisiones con base en nuestra propia realidad”.