Olga Imbaquingo, corresponsal en Nueva York
Chrevron-Texaco, con su batalla de mala imagen a cuestas lleva a otra instancia sus desavenencias con el Ecuador: a la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional, con sede en La Haya. La petrolera incluso ya nombró como su árbitro al argentino Horacio Grigera Naón.
Según el embajador ecuatoriano en Washington, Luis Gallegos, “conforme se avecinaba una sentencia en Lago Agrio se esperaba venir esta acción”.
Para Mitch Anderson de Amazon Watch, el último intento de arbitraje es “otra táctica desesperada de Chevron-Texaco. Solo trata es de evadir sus responsabilidades frente al desastre ambiental”.
“Es de entender que lo único que les interesa es cuidar su dinero y por eso se quejan del Gobierno de Ecuador. Lo que veo es que hay una relación muy confortable entre Chrevron-Texaco y los individuos que produjeron esos vídeos, lo cual es muy sospechoso”, dijo Anderson.
Ecuador se negó a someterse al arbitraje que quería Chevron-Texaco en Nueva York en el 2004. Sin embargo ante La Haya no se puede negar porque el país firmó en el año 1993 el tratado de inversiones, donde existe una cláusula que dice que si el inversionista, en este caso la petrolera, no está conforme con el sistema de justicia puede llevar el caso a esos tribunales.
Con este pedido de arbitraje, la saga Chevron-Texaco versus Ecuador inaugura el capítulo número tres.
El primero es el juicio en Lago Agrio.
El segundo es arbitraje que Chevron-Texaco pidió en la Corte de Nueva York para obligarle, a través de árbitros, a pagar por los daños ocurridos en la Amazonia, este último caso después de cinco años acaba de ser cerrado definitivamente por la Corte Suprema, con saldo rojo la petrolera.
Chevron-Texaco quería que la Corte descarte las opiniones del juez Leonard Sand, quien en su momento sentenció que el caso debe continuar en Lago Agrio y que no había lugar a un arbitraje en contra de Ecuador. Chevron-Texaco podía apelar la decisión de la Corte, pero no se sabe por qué no lo hizo y el caso se cerró definitivamente pasado el 31 de julio.
Habrá que esperar si La Haya considera que el caso tiene competencia en sus tribunales de arbitrio, pero mientras tanto Chevron-Texaco no se duerme y extiende su campaña contra Ecuador en el Congreso de EE.UU. Hace pocos días durante las sesiones de argumentación sobre las preferencias arancelarias levantó su voz en el Capitolio.
Argumentó que el gran beneficiario de esas preferencias es el petróleo. Según sus cálculos el 94% de las exportaciones, son solo de crudo, por lo tanto y ante la “conducta impropia” del Gobierno ecuatoriano pide que las preferencias no beneficien a Petroecuador sino solo se limiten a los agricultores y manufactureros del sector privado.
En otras palabras: quiere que solo se castiguen a las exportaciones de crudo.
Ecuador, a través del embajador Gallegos, en esa sesión de argumentos, defendió las preferencias, porque han incentivado el crecimiento de nuevas industrias y han generado empleo, las mismas que también han beneficazo a EE.UU. creando empleo en la cadena de comercialización.