El Señor de la Justicia en la iglesia de San Sebastián. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
Pese a que el catolicismo tiene una posición históricamente dominante en Ecuador, en las últimas décadas afronta una sostenida pérdida de fieles.
Hasta los 70, el 95% de los ecuatorianos se autodefinía como católico, 9 de cada 10 reconocían haberse criado en un hogar apostólico y romano.
Pero el panorama religioso se ha ido transformando, principalmente, por los protestantes evangélicos, una minoría significativa que crece a escala nacional y regional. Esto se revela en la última encuesta de Pew Research Center, que analiza afiliación, creencias y prácticas religiosas en 18 países.
Hasta el 2014, el porcentaje de católicos cayó al 79%, mientras pentecostales, bautistas, adventistas, metodistas y otras denominaciones protestantes sumaron 13%. Y hay otro grupo sin ninguna afiliación religiosa (5%) que está aumentando.
Otra evidencia del cambio es la marcada diferencia entre católicos y protestantes en cuanto a su nivel de compromiso religioso. Mientras 23% de los católicos dicen que rezan a diario y asisten a un servicio religioso a la semana, entre los protestantes esto sube al 50%.
El pasado jueves 25, un día regular de trabajo, en una de las iglesias del Centro Evangelístico de las Asambleas de Dios, a las 10:00, resonaban cánticos y palmadas. Se trata de un culto de oración y alabanza, en el centro de Guayaquil, una ciudad predominantemente católica y en donde se encuentran 71 de los 86 templos y conventos de la provincia del Guayas.
Luis García, pastor evangélico, reconoce que antes era católico. “Sentía un vacío y en mi familia había muchos problemas. Solo siguiendo a Cristo encontramos solución”. Su cambio hace 40 años no fue fácil, pero hace una confidencia: El secreto está en “creer con el corazón y confesar a Jesús con nuestra boca. Ahí opera el milagro de salvación…”.
Otra tendencia es que los protestantes comparten más de su fe con otros. Un 27% de protestantes ecuatorianos habla de sus creencias frente a un 6% de los católicos.
El ministerio de las Asambleas de Dios es uno de los que experimenta mayor crecimiento desde que se fundó, en 1962. Actualmente congrega a unas 200 000 personas. Una de sus iglesias, en Luque y Rumichaca (Guayaquil), tiene más de 150 iglesias hijas, una radio, un canal de TV y web en Internet, para transmitir la palabra.
Carlos Campaña, de 65 años y devoto de la Virgen de La Merced, es parte de ese 23% de católicos con un compromiso serio.Los domingos va a la Basílica de La Merced, reza, comulga y ha sido católico desde niño. Es algo que “sale del corazón”. Una mediana del 81% de protestantes ecuatorianos reconoció que dejaron el catolicismo para buscar una conexión más personal con Dios.
Yolanda Maldonado se convirtió en adventista a los 28, hoy tiene 57. Recuerda que de niña recibió maltrato en una escuela católica, pero no fue razón suficiente para dejar la religión. Al tener problemas en el matrimonio optó por un cambio. Su suegra le enseñó a escudriñar la Biblia y a poner sus ojos en el Señor y no en el hombre. “Dios tocó mi corazón”.
Quito, en donde vive Maldonado, es una de las ciudades de mayor diversidad religiosa y está entre las ciudades con más iglesias y conventos: 81 de los 86 de Pichincha.
Carlos Galarza, también católico desde pequeño, en cambio, encontró una relación real con Cristo en la iglesia evangélica bautista El Amor Construye.
La iglesia bautista Betania es una de las más representativas de esta denominación, que acoge a unos 25 000 fieles. Ahora, Carlos dedica dos horas diarias a orar, leer la Biblia y comparte su fe con otros.
Así como hay una tendencia a optar por el protestantismo, otros han preferido el islam o el budismo. Cubierta de pies a cabeza con una túnica y un manto, Vanesa Guaita, de 28 años, ingresa a una mezquita, en el norte de Quito. Era católica misionera, pero hace cinco años se convirtió al Islam, está casada con un pakistaní y espera un hijo. Para ella, tienen una forma totalmente entregada de adorar a Dios y la enamoró el valor que dan a la mujer.
Caminar descalzo frente a la imponente imagen de Buda y llenarse de paz es la sensación que experimentan quienes ingresan al templo budista Yuan Heng, al norte de Guayaquil.
Un 25% de asistentes son ecuatorianos. Para el administrador del lugar, Kevin Cheng, los ecuatorianos van a hacer su propia meditación, buscan paz, llegan agobiados por problemas, deudas, etc. Boris Tobar, teólogo de la PUCE, explica de esta manera el desencanto por el catolicismo: sobre todas las cosas el ser humano busca amor. Cuando el católico va a la iglesia se encuentra con un sitio frío, grande, sin clima amable. Ve caras con quienes no hay vínculo ni afecto. Pero va a un templo pequeño y alguien lo recibe, le mira, abraza, se siente reconocido, amado, por eso lo prefiere y reconoce que Cristo es amor.
Ecuador
Apenas 23% de católicos en Ecuador dice que reza a diario y asiste a un servicio religioso semanal; entre los protestantes el 50% lo hace