El rey Carlos III del Reino Unido visitó este 13 de septiembre por primera vez desde su proclamación como monarca Irlanda del Norte. En un momento clave para la provincia británica por el avance de las posiciones secesionistas y el repunte de las tensiones políticas tras el Brexit (separación de la Unión Europea).
Las relaciones entre la República de Irlanda y el Reino Unido no atraviesan por su mejor momento. En Belfast (la capital), los partidos norirlandeses no se ponen de acuerdo para formar un Gobierno de poder compartido entre unionistas y nacionalistas por los problemas que están causando el protocolo del Brexit para la región.
En este contexto, el Rey, acompañado por su esposa Camila, reina consorte, se comprometió a seguir el “excelente ejemplo” de Isabel II. Aseguró que trabajará para garantizar el “bienestar” de “todos los habitantes” de Irlanda del Norte.
Fueron sus primeras palabras públicas en la región como monarca. Al comienzo de un nuevo reinado que será continuista. Respecto a la línea de reconciliación marcada por su madre en los últimos años, gran impulsora también de la normalización de las relaciones entre Dublín (Irlanda del Sur) y Londres, ahora empañadas por su divorcio con Bruselas.
Se espera, por ello, que el Jefe del Estado británico sepa adaptarse a la situación actual y facilite un nuevo clima de entendimiento.
El desafío del Brexit
De momento, Carlos III mantuvo el 13 de septiembre, encuentros en el castillo de Hillsborough, a las afueras de Belfast. Con los principales representantes políticos norirlandeses, encabezados por la vicepresidenta del Sinn Féin, la republicana Michelle ONeill. También estuvo el líder del Partido Democrático Unionista (DUP), Jeffrey Donaldson.
Ambos dirigentes se sentaron después juntos durante el servicio religioso celebrado en la catedral de Santa Ana de Belfast en recuerdo de la reina. En el que las palabras más repetidas fueron “paz” y “reconciliación”, dos cosas que por décadas fueron necesarias.
El fallecimiento de la soberana y la visita del nuevo rey también situó en el mismo banco de la iglesia a la primera ministra británica, Liz Truss, y su colega irlandés, Micheál Martin, quienes charlaron durante varios minutos, por primera vez cara a cara desde la elección de esta como jefa del Gobierno del Reino Unido.
El tema de la reunificación
Carlos III recordó que, “durante todos esos años”, Isabel II “nunca dejó de rezar por este lugar y su gente”, cuya historia conocía y “cuyas aflicciones sintió nuestra familia… Mi madre, lo sé, sentía profundamente la importancia del papel que desempeñó para unir a aquellos a quienes la historia había separado, y de extender la mano para curar antiguas heridas”, afirmó el Jefe del Estado británico.
Con esas palabras, Carlos III hacía referencia al impacto que tuvo el pasado conflicto norirlandés tanto en la región como en su propia familia, después de que el IRA asesinó a su tío abuelo favorito, Lord Mountbatten, en 1979.
Asimismo, subrayó los gestos de reconciliación que efectuó su propia madre cuando, por ejemplo, viajó a la República de Irlanda en 2011, la primera visita de Estado de un monarca británico desde la independencia del Reino Unido, o cuando estrechó la mano de Martin MacGuinness, exministro principal norirlandés y excomandante del IRA.
La visita del Rey se enmarca dentro la gira que efectúa por las naciones del Reino Unido tras su proclamación, un gesto que tiene gran carga simbólica sobre todo en Irlanda del Norte y Escocia, donde los principales partidos políticos tratan de dar impulso a sus aspiraciones secesionistas.
En Irlanda, el Sinn Féin, ganador de las pasadas elecciones autonómicas, quiere que Londres convoque a medio plazo un referéndum sobre la reunificación irlandesa.