Un cacao de sabor más intenso despunta en Chimborazo

Las familias de tres cantones trabajan en la cosecha. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

Las familias de tres cantones trabajan en la cosecha. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

Cumandá es el cantón chimboracense con más cultivos de cacao en la zona andina. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

El cacao de Chimborazo tiene potencial y atrae a empresas exportadoras. Unas 300 familias de Cumandá, Pallatanga y Alausí, en el sureste de la provincia, subsisten con ese cultivo; además, generan unas 500 fuentes de empleo.

La mayor cantidad de emprendimientos está en la parte baja del cantón Cumandá, en el límite con Guayas.

Los agricultores dicen que el regadío de esa zona se alimenta de las corrientes de los ríos Chimbo y Chanchán, por lo que se considera un sitio privilegiado para la siembra.

En la parte alta del cantón, la humedad llega condensada en la neblina espesa, por lo que los frutos se desarrollan en condiciones húmedas y son menos vulnerables a plagas del cacao como la monilla o la escoba de bruja.

Cerca a La Isla, una parroquia de Cumandá, están los cultivos de la familia Ávalos. Ellos siembran cacao fino de aroma e iniciaron una empresa que comercializa chocolates de línea gourmet, que se caracterizan por un sabor más intenso y más amargo, también por la cantidad equilibrada de manteca de cacao.

“Antes vendíamos el cacao a los intermediarios. Ellos lo llevaban a fábricas de chocolate y nos pagaban lo que les convenía. Un día descubrimos que nuestro producto era de los mejores, así que decidimos sacarle más ventaja y emprender algo propio”, cuenta Édgar Ávalos, jefe de Producción.

Las familias de tres cantones trabajan en la cosecha. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

La empresa se denomina 3HChocoatl y sus productos se comercializan en ferias artesanales del país. La meta de este año es ingresar a las perchas de los supermercados.

Hólger Berrones vive en el sector de Suncamal, a 10 minutos de la cabecera cantonal, y dedica sus esfuerzos al mejoramiento de sus cultivos. Su meta: abastecer a las grandes exportadoras.

Él prueba en sus dos hectáreas de terreno dos variedades de cacao creadas por el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (Iniap) para esa zona. Se trata de clones de cacao nacional y del ET95. El Iniap desarrolló esas variedades, especialmente para esa zona -debido a que es una de las más altas con siembra de cacao (están entre los 400 y 900 metros de altura)- y a la humedad del ambiente.

Él pertenece a una asociación de agricultores integrada por 70 personas. Todos se dedican a la siembra del cacao.

Para ellos el cacao no es un producto nuevo, sin embargo, antes se sembraba de forma rústica y sin conocimientos técnicos, por lo que el producto no tenía mayor relevancia en el mercado.

Hólger Berrones prueba con dos variedades de cacao. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

Pero en los últimos cinco años, el panorama cambió. La gente empezó a renovar sus plantaciones con las nuevas variedades, y con el CCN51, una variedad conocida por su excelente sabor y sus cualidades de fermentación.

“Despertamos el interés de empresas grandes como Nestlé. Ellos hicieron pruebas de nuestro producto y descubrieron una fusión de sabores frutales y florales que les atrajo. En seguida nos enviaron técnicos para asesorarnos con nuestras siembras”.

Para Francisco Miranda, presidente de la Asociación Nacional de Exportadores de Cacao, la cualidad más importante del cacao que llega desde Cumandá es el buen sabor y la mínima aparición de plagas vegetales, que son más frecuentes en la Costa.

“El cacao que llega de Cumandá es excelente para la exportación, porque cumple con todos los parámetros de calidad”, señala. Exportadora Guangala, una de las empresas más grandes del país, adquiere el cacao de dos haciendas de Cumandá y lo exporta a la fábrica Ferrero, en Italia.

Para los agricultores, el desafío sigue siendo la falta de experiencias en negociaciones.

El Ministerio de Agricultura y Ganadería también emprendió un proyecto para rescatar los cultivos de cacao. Ellos entregaron 200 000 plantas en Cumandá, Pallatanga, Huigra y Multitud (Alausí), y ofrecen acompañamiento técnico.

“El cacao de Cumandá tiene todo el potencial para su uso en la industria chocolatera e incluso en la chocolatería gourmet. Ahora estamos haciendo pruebas de los productos que cosechamos para mostrar a más compradores”, indica el técnico Andrés Cifuentes.

Pero no solo los productores se benefician de las cosechas. En los tres cantones habitan familias que consiguen trabajos como cosechadores en las huertas de cacao.

Carlos Yumisaca y su familia se dedican a esa actividad. “La temporada de cosecha del cacao (de mayo a agosto) es la más rentable para nosotros. Cosechamos las mazorcas cada 15 días, también las abrimos y separamos de las cáscaras”, dice Yumisaca.

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