Se llaman buganvillas, y tienen este nombre por la persona que las descubrió en Brasil, en 1768. Se llamaba Louis Antoine de Bougainvill y nació en Francia.
En realidad, explica la experta Savita Wack, son las hojas las que parecen hechas de papel, solo que estas han modificado su color para dejar de ser verdes, y llegar al fucsia, rosado, amarillo, rojo, café, etc…
Las flores verdaderas son esos pequeños puntos blancos en medio del color de las hojas. La buganvilla está acostumbrada a vivir en cualquier clima, incluso en los países que tienen estaciones. En América del Sur, la buganvilla florece durante todo el año.
No tiene problemas para adecuarse a cualquier terreno, pero eso sí, si no le gustó donde la plantaron se resistirá a crecer mucho. Incluso puede manifestar su descontento dejando caer sus hojas, o decolorándolas. Digamos, una forma de protesta no violenta.
Necesita sustratos ricos en materia orgánica y con un pH neutro. Los riegos deben ser selectivos, según la estación.
La buganvilla es la flor de muchas ciudades y países como Taiwán.