Policías de esta UPC aumentaron el patrullaje luego del asalto violento a dos personas. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
El violento asalto que se perpetró la semana pasada en el norte de Quito mostró cómo operan las bandas delictivas dedicadas al robo de celulares.
Agentes que investigan estos casos saben que se trata de redes delictivas que tienen una “fuerte” logística: motos veloces para huir y hasta un equipo que realiza trabajos de Inteligencia y otros que atacan.
Estas bandas están conformadas hasta por seis personas, con tareas definidas. El cabecilla organiza y planifica el asalto. Hay un responsable que selecciona a las víctimas, que por lo general son dueños de teléfonos celulares de alta gama.
Luego está el grupo que actúa con armas de todo tipo.
En el eslabón final está el personal de apoyo para huir en motos, tal como ocurrió en la Portugal y 6 de Diciembre.
Los seguimientos policiales muestran que la mayoría de los robos ocurre de 18:00 a 20:00.
Registros de la Policía Judicial muestran que de enero a octubre de este año se han reportado 3 712 denuncias por robo de teléfonos celulares.
Los equipos sustraídos son enviados a talleres técnicos, en los que se modifica el software y se los reinicia. Luego son llevados a mercados ilegales de otras provincias o fuera del país. Allí se comercializa al por mayor y menor. Incluso se expende para que sus partes sean usadas como repuestos.
La Interpol dice que en América Latina, el robo de celulares está entre los delitos más comunes y que cada día mueve un promedio de USD 550 000.
Datos levantados en la Policía muestran que los atracos se producen más en paradas de buses, transporte público, sitios de diversión nocturna o en las afueras de universidades.
Una estudiante de psicología de la U. Católica-Quito cuenta que el pasado 26 de octubre le robaron su móvil a las 18:30.
Mientras esperaba el bus, entre la 12 de Octubre y Toledo, dos hombres se le acercaron por la espalda y le dijeron “danos todo lo que tienes”.
Se rehusó a entregar sus pertenencias, pero uno de ellos sacó un cuchillo y la amenazó.
La joven entregó su cartera y el móvil y ellos huyeron.
Con Micaela sucedió algo similar. Ella fue asaltada en el sector de la Legarda, mientras estaba en su auto con sus padres, dos hermanos y el novio.
Cuatro personas encapuchadas se acercaron al auto. Uno tenía un arma de fuego, le apuntó al padre de la joven y le pidió que bajara todas las ventanas. Después, el resto amenazó con cuchillo y se llevaron los objetos de valor.
Les robaron siete celulares, dos relojes y USD 40. El asalto duró tres minutos. Luego, los desconocidos corrieron. En la esquina de la calle les esperaban cuatros motos. Micaela y su familia fueron a la Fiscalía y denunciaron lo sucedido. El caso está en indagación.
En un estudio denominado Violencias urbanas y convivencia en las ciudades latinoamericanas se dice que el robo de celulares es un delito con alta rentabilidad y bajo riesgo y que detrás hay una estructura que involucra a intermediarios, encargados del bodegaje y distribución, así como espacios de comercialización físicos y virtuales.
De hecho, en las plataformas virtuales se ofertan teléfonos de alta gama hasta en USD 600.
La oferta está acompañada con mensajes como este: “Descubre todos los precios y características de los celulares”.
José, un hombre de 40 años, fue asaltado en el interior de su vehículo mientras regresaba a su casa. El hecho ocurrió el 19 de septiembre a las 19:00, en la avenida Mariscal Sucre-sector del Condado. El hombre se encontraba en su auto a la espera de que el semáforo cambiara. Un sospechoso le abrió el carro y le pidió el celular. José le empujó y volvió a cerrar la puerta. Enseguida, el desconocido sacó un arma de fuego y le apuntó en la cabeza. Entonces, el conductor bajó la ventana del vehículo, le entregó el teléfono y el armado huyó.