Redacción Azuay
El panorama es devastador. Las hojas se convirtieron en cenizas y los secos árboles de pino, en troncos negros. Junto a las llamas, Saúl Quezada, de 50 años, con ramas de árboles luchaba contra el fuego.
Es el mayor incendio forestal veraniego que se ha registrado en Azuay, en los últimos cinco años, según el Cuerpo de Bomberos de Cuenca. Empezó el pasado sábado en la comunidad de Rambrán, parroquia El Progreso, del cantón Nabón. Entre los pueblos afectados están Puca, Zhimpali, La Jarata y La Paz.
Oswaldo Ramírez, jefe de los Bomberos de Cuenca, dice que el Ministerio de Ambiente calculó que 1 005 hectáreas fueron consumidas y 10 casas estuvieron en riesgo. Dentro de está área hay haciendas y predios de la comunidad indígena de Puca.
Hasta la tarde de hoy, este incendio fue controlado en un 90% en la zona afectada, señala el Jefe de los bomberos.
Ante la magnitud, Servio Cabrera activó la Brigada Barrial de Las Nieves, su comunidad. Desde el sábado pasado hasta hoy, sus 10 compañeros estaban en varios frentes de trabajo.
En esta emergencia forestal también intervienen 40 bomberos de Cuenca y Nabón, personal del Municipio local, del Consejo Provincial de Azuay, Policía y Ejército. No se conoce cómo se produjo el siniestro.
Quezada, Cabrera y Armando Godoy se ubicaron en el sector de La Jarata. Es una zona donde predominan árboles de pinos y una capa de hojas sobre el piso. Los árboles alcanzados por las llamas caen en cenizas.
La tierra desprende calor, decía Quezada, mientras secaba su sudor con los puños de su chompa.
“No… es imposible. Si tuviéramos agua sería fácil apagar el fuego”, decía su compañero Armando Godoy, como dejándose vencer por el cansancio.
Mientras apagaban el fuego en un tramo, ardía en otro, donde ya habían intervenido. Cabrera veía con asombro esas imágenes y no se explicaba cuándo se volvió incontrolable. Su preocupación era que el fuego llegue hasta La Paz, donde viven 30 familias.
Para frenar el avance de las llamas, con ayuda de maquinaria pesada, empleados de la Prefectura y del Municipio abrieron zanjas en el sector de Zhimpali. La humareda alertaba a quienes se desplazan por la vía Cuenca-Loja. Algunos, incluso, detenían sus vehículos para observar el incendio.
Según Benigno Carrión, jefe de los bomberos de Nabón, apenas tienen dos mochilas para agua (con capacidad de 50 litros), lo que dificulta una reacción inmediata. Un tanquero de los bomberos de Cuenca aprovisionaba del líquido, ante la ausencia de fuentes de captación.
Al día, en Azuay, hay 12 incendios forestales en promedio. Para mejorar la capacidad de respuesta, el Municipio de Cuenca y los Bomberos entregaron 105 batefuegos (herramienta para sofocar el fuego) a las 21 parroquias rurales de Cuenca.
Los dirigentes también fueron capacitados sobre técnicas rápidas para controlar estos siniestros.
La intención es involucrarlos en la creación de brigadas forestales comunitarias dentro del Plan de Prevención y Control de Incendios Forestales.
En la capital azuaya, las parroquias Tarqui (sector de Bellavista), Sayausí (Buenos Aires), Paccha, Chiquintad, Sidcay, Ricaurte y Chaucha (Sústag) son las más vulnerables a este tipo de desastres.