Julio G. fue asesinado en su vivienda. Foto: Xavier Caivinagua / EL COMERCIO
En los últimos dos años, en la capital azuaya se registraron crímenes con alta carga de violencia. La mayoría ha tenido como trasfondo el consumo excesivo de alcohol, droga y la venganza. Los crímenes por robos o asaltos fueron mínimos.
El último crimen ocurrió la mañana de jueves 29 de mayo del 2014. Mónica, de 40 años, fue atacada con un puñal en el cuello al ser sorprendida supuestamente por la esposa del hombre con quien conversaba al interior de un vehículo, estacionado frente a la vivienda que rentaba.
En lo que va de este año se han registrado nueve asesinatos con violencia en la capital azuaya y en su momento han conmocionado a los habitantes. El año pasado fueron 22 en el cantón Cuenca. La Fiscalía dice que tiene identificado a los autores y hay detenidos, en la mayoría de casos.
Los cuerpos han sido encontrados en zonas apartadas de la ciudad, enterrados, escondidos en alcantarillas, entre la maleza o arrojados al río.
A continuación los hechos que conmocionaron a la gente de Cuenca.
Una persona descuartizada
En marzo del 2013 encontraron el cadáver del extranjero Julio G., de 47 años, descuartizado. Fue muerto de varias puñaladas y su cuerpo mutilado había sido escondido por partes en una maleta viajera y fundas que las abandonaron en el mismo cuarto que rentaba, al sur de la ciudad.
Los vecinos alertaron a la Policía de que algo anormal ocurría por el fuerte mal olor que provenía del cuarto. El cuerpo estaba en avanzado estado de descomposición. Las investigaciones de la Fiscalía y la Policía determinaron que este crimen lo cometió un coterráneo con quien compartía el cuarto. El acusado fue detenido cuando intentaba salir del país y ahora cumple una condena.
Mujer fue apuñalada y quemada
A finales de abril del 2013 fue encontrado ardiendo en llamas el cuerpo de Cristina S., de 40 años, en el sector de San José de Barabón, muy cerca de la ribera del río Yanuncay. Tenía las manos, piernas y cabeza maniatada con cinta de embalaje, y por la cabellera identificaron que se trata de una mujer. El 90% de su piel estaba quemada e irreconocible.
El sito del hallazgo es una zona deshabitada. Según las investigaciones el crimen fue cometido al interior de una discoteca del Centro Histórico, por el dueño de ese negocio y otro compañero, amigos de la mujer. De allí, cerca de las 05:00 fue sacado el cuerpo escondido en un cartón por los mismos acusados.
Para esto, contrataron una carrera de taxi que los dejó en el sitio donde le prendieron fuego al cadáver para intentar borrar las huellas. La autopsia determinó que Cristina murió por asfixia y estrangulamiento. Las investigaciones se centraron en ellos porque habían sido las últimas personas con quienes fue vista la mujer. El proceso judicial por este caso terminó y los procesados cumplen una sentencia en la Cárcel de Varones de Cuenca.
Niña secuestrada y asesinada
El 26 de febrero del 2014 fue secuestrada la niña Viviana E., en el vecino cantón Azogues, en la provincia de Cañar. Su cuerpo fue encontrado cinco días después arrojado en el sector de Santa María de Sayausí, en la ribera del río Tomebamba al oeste de la capital azuaya.
La niña desapareció la tarde de un sábado luego de salir de la catequesis con dirección a su casa, por el parque infantil. Ella era la segunda de tres hermanos y su padre vive en Estados Unidos. La familia desarrolló una intensa campaña de búsqueda en las redes sociales y espacios públicos de Azogues.
La autopsia determinó que la menor fue muerta a golpes, ultrajada y asfixiada. Por este caso aún no hay detenidos pero la investigación avanza.
Hallazgo de cadáveres escondidos
En abril del 2014, y en menos de 24 horas, la Policía de Criminalística realizó el levantamiento de dos cadáveres en distintos puntos de la ciudad. Primero el cuerpo de un hombre enterrado en un terreno baldío en el barrio Miraflores, y que dejaba ver solo una parte de su mano que salía de la tierra.
El otro caso fue de una mujer que fue escondida en una alcantarilla en la antigua vía a Ucubamba, paralela al río Tomebamba. Los perros que escarbaban en el sitio alertaron a los vecinos de que algo ocurría y al acercarse se percataron que era el cuerpo de una persona. En el levantamiento del cadáver se determinó que tenía impactos de bala.