Desfile de la Fiesta de la Fruta y de las Flores, en Ambato, el 7 de febrero del 2016. Foto: Glenda Giacometti/ EL COMERCIO
Coloridos trajes, bailes animados y espectaculares carros alegóricos impactaron a los centenares de espectadores que este domingo 7 de febrero del 2016 se apostaron en las veredas de las calles céntricas de Ambato, una ciudad andina del Ecuador.
Allí, se realizó el desfile de la confraternidad para celebrar la sexagésima quinta edición de la Fiesta de la Fruta y de las Flores (FFF). Esta festividad se realiza cada febrero, como homenaje a la ciudad que se levantó tras el terremoto de 1949.
El corso se inspiró en el eslogan ‘Ambato Siente’ y fue el evento central del programa presentado por el Comité Permanente de la Fiestas, que incluyó más de 100 actividades culturales y sociales. La actividad se inició a las 09:00 desde la avenida Cevallos y Unidad Nacional. Recorrió por la calle Olmedo y descendió por la Bolívar.
Los espectadores aplaudieron con alegría y se escuchó constantemente el grito ¡Viva Ambato! Las protagonistas del desfile fueron las Reinas que se movilizaron en 18 carros alegóricos elaborados por artesanos locales, que representaban los productos típicos de Ambato y sus tradiciones.
La carroza que transportó a Iveth Castro Núñez, reina de la ciudad, abrió el desfile. Ella vistió un traje blanco, ceñido y decorado con lentejuelas y piedras brillantes. Mientras que su carro, que representó ‘tierra de las flroes’, fue elaborado con granos, frutas de tonos coloridos y decoraciones florales.
Iveth Castro Núñez, reina de Ambato, en el desfile de la Fiesta de la Fruta y de las Flores, el 7 de febrero. Foto: Glenda Giacometti/ EL COMERCIO
En el corso también participaron los estudiantes de los establecimientos educativos de la ciudad. Con sus comparsas ellos representaron los elementos culturales y productos más icónicos de la ciudad como las manualidades, las artesanías hechas con barro, las ambateñitas primorosas, el pan de pinllo, entre otras.
El movimiento turístico por las fiestas fue intenso, por lo que fue necesario implementar controles policiales en las vías de ingreso. También en el Terminal de Autobuses se percibió una gran afluencia de visitantes.
Las autoridades esperaban la llegada de uso 200 000 turistas, por lo que la oferta hotelera permaneció copada.