En Montecristi, la familia Parrales teme por sus familiares que viven en Caracas. Gilberto Zambrano, uno de sus parientes fue asesinado el 30 de enero en Venezuela. Fotos: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO
Los homicidios de seis ecuatorianos en Venezuela conmocionaron a los habitantes de Manabí. Las víctimas, oriundas de tres localidades de esa provincia, fallecieron durante el primer mes de este año.
Las dos últimas fueron asesinadas a finales de enero.
Ellos eran de la comuna Los Bajos de la Palmas, en Montecristi, allí habitan 3 000 personas, pero pareciera que hay una pequeña colonia de venezolanos. En las esquinas, en negocios y en el parque, los
vecinos conversan con palabras como chamo, cónchale, vale, pana… Pero son manabitas que vivieron por años en Venezuela.
Con ese dialecto comentan sobre las muertes de sus compatriotas y la inseguridad en Caracas.
De hecho, a quienes tienen parientes en ese país,les preocupa que algo parecido les suceda. Por eso, algunos adelantaron su retorno, cuenta la presidenta de la comuna, Mariana Morales.
Según el Municipio de Montecristi, unas 4 000 personas que son oriundas de Los Bajos de la Palma y de la parroquia la Pila tienen residencias en La Vega y Caricuao (Caracas).
No hay datos consolidados sobre el número de ecuatorianos retornados recientemente, pero en un solo pueblo creen que al menos 300 regresaron en los últimos siete meses.
El éxodo se siente desde el 2012. Ese año el número de ecuatorianos residentes en Venezuela pasó de 90 000 a 80 000, de acuerdo con datos oficiales del Consulado de Ecuador en Caracas.
Cruz Parrales llegó hace tres meses, tras 40 años de vivir en Venezuela. Cuenta que la delincuencia marcó a su familia y ya no quiere vivir otra amarga experiencia.
Su sobrino Gilberto Zambrano, de 24 años, fue asesinado el 30 de
enero pasado, mientras salía a trabajar en su mototaxi.
Desconocidos lo abordaron y al intentar robarle lo victimaron. Alexis Villafuerte, de 34 años, también perdió la vida en un incidente similar.
El domingo 31 de enero lo asesinaron por robarle un celular dentro de un negocio. Su madre, Rosa
Santana, se enteró de su muerte mientras visitaba Ecuador.
Con este crimen los ecuatorianos asesinados en Venezuela ya suman seis en lo que va del año.
En esa lista están Jeandry Solórzano de 33 años, William López de 44, su hijo Giovanni López de 26 y Gloria Cobeña de 30 años; de ellos, los tres
primeros fueron victimados el 16 de enero, mientras espe
raban a un familiar en una terminal terrestre de Caracas.
Otras cinco personas resultaron heridas de bala. Según las autoridades, un hombre disparó a quemarropa contra los ocho ecuatorianos.
Los cuerpos de tres fueron repatriados el jueves con ayuda de la Cancillería.
Arribaron al aeropuerto de Guayaquil y luego los trasladaron a las localidades de La Pila y Manantiales, donde fueron
velados y sepultados.
Simón Carrillo asistió a los velatorios. Él vive hace 40 años en Venezuela.
Trabaja en construcciones y por estos días se encuentra en Bajos de las Palmas visitando a su familia. Asegura que la delincuencia en Caracas no les deja salir en las
noches. “Nos hemos impuesto un toque de queda para protegernos. A las 20:00 debemos estar en casa”.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), Venezuela es el segundo país con la más alta tasa de homicidios del mundo, con 58 muertes violentas por cada
100 000 habitantes. No obstante, el Observatorio Venezolano de Violencia estimó que en el 2014 el país cerró con una tasa de 82 homicidios.
Honduras está al frente, con 104.
Por eso, para los manabitas que viven en esa nación, el ‘sueño venezolano’ se está terminando. Pero, ¿cómo empezaron a migrar a ese país?
Todo se inició en los 70, cuando una sequía acabó con sus
cultivos de maíz, café, plátano, maní, yuca…
“En ese entonces, el trabajo se vio reducido y un centenar de familias decidió viajar para probar suerte”, recuerda el alcalde de Montecristi, Ricardo Quijije.
Pero ahora eso ha cambiado, quienes tienen familiares en Venezuela dicen que ya piensan en retornar. De hecho, Jeandry Solórzano, una de las víctimas, debía llegar el 28 de febrero. Él tenía planificado abrir una panadería,. Con lo que ganó en Venezuela ya había comprado dos hornos.