Asobanca destacó que hay una leve recuperación frente al 2015 y 2016 en desembolsos. Foto: Archivo / EL COMERCIO
Esmeraldas tiene el porcentaje de inclusión financiera más bajo de las provincias de la frontera norte. Para 2016, solo el 29,8% de los esmeraldeños utilizaba algún producto financiero, según datos del Banco Central del Ecuador (BCE).
Sin embargo, algunos indicadores muestran avances en el acceso a la banca de los esmeraldeños. Por ejemplo, entre 2014 y 2017, el número de depositantes en la banca privada creció un 29%, de acuerdo con los reportes de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (Asobanca).
El acceso al crédito hasta el 2016, según el BCE, también era ínfimo: menos de tres personas por cada 100. Para Víctor Orellana, presidente de la Cámara Provincial de Turismo, el principal problema es la falta de agilidad por parte de entidades públicas a la hora de aprobar los préstamos.
“En el último feriado la ocupación llegó apenas al 20 o 30%, por la desinformación, porque el problema fronterizo está a 200 kilómetros (km) de la capital de la provincia”, lamentó Orellana.
En 2015 y 2016 hubo una caída importante en la colocación de crédito, debido a la “crisis financiera” que atravesaba el país, explicó el presidente de la Asobanca, Julio José Prado. No obstante, según los datos de la Asociación, el pasado año comenzó a haber una recuperación, alcanzando la banca privada USD 109,3 millones en desembolsos.
Para Prado, uno de los problemas que hay para el acceso al crédito es la informalidad de muchas empresas. El principal destino de los créditos que otorgan las entidades privadas en Esmeraldas es el consumo (37,9%). Le siguen el sector comercial y los microcréditos.
Esmeraldas fue una de las provincias afectadas por el terremoto de abril de 2016. Esto llevó a la inyección de capital para la reactivación provincial.
BanEcuador, por ejemplo, desarrolló un programa denominado Contigo Ecuador, para impulsar las actividades productivas tanto en esa provincia como en Manabí.
En Esmeraldas, en los últimos dos años, la entidad colocó USD 74,2 millones destinados a un total de 22 187 clientes. “Ahora necesitamos un producto que vaya con la realidad actual”, subrayó Santiago Campos, gerente general.
Explicó que están trabajando de forma articulada con otras instituciones públicas, como el Ministerio de Industrias (Mipro), el Ministerio de Agricultura y la Secretaría de la Juventud. “La idea es que nosotros podamos llegar con el financiamiento y estas otras instituciones les ayuden a encontrar mercados”, manifestó.
Esta entidad, focalizada en el desarrollo productivo, destina sus créditos en Esmeraldas al sector pecuario y agrícola, principalmente. Luego, está el sector de comercio.
En Carchi, el comportamiento es similar a Esmeraldas en cuanto a inclusión financiera. Según Asobanca, la cartera de clientes creció 34% los últimos tres años. Pero el desembolso de crédito tuvo caídas importantes en 2015 y 2016, recuperándose el pasado año hasta los USD 61,1 millones, pero aún lejos de los USD 74,8 millones desembolsados en 2014.
En esta provincia, fronteriza con Colombia, el 64,7% de los préstamos de la banca privada va a microcréditos. Luego, están casi a la par consumo (17,7%) y comercio (15,2%). Desde el sector público, en los dos últimos años, BanEcuador colocó USD 51,3 millones.
Para Diego Tarupi, presidente de la Cámara de Comercio de Tulcán, el acceso de los comerciantes de la provincia al crédito es mínimo y el principal motivo es que están sobreendeudados. “Anteriormente tuvieron acceso al crédito, pero se dio la crisis y algunos no pudieron cancelar. Al quedar registrados en la Central de Riesgos no pudieron acceder a otros créditos”.
Hace 10 años, para los colombianos era atractivo comprar en Tulcán, porque resultaba económico. Pero, con la devaluación del peso, desde 2012, los propios ecuatorianos comenzaron a viajar el país vecino porque los productos eran más asequibles.
Los comerciantes del Carchi tienen deudas de entre USD 15 000 y 20 000 con las entidades bancarias, calculó el representante del gremio.
Tarupi reconoció que la canasta comercial transfronteriza, que les permitía importar productos desde Colombia y venderlos en el país, en algo les favoreció. La medida estuvo vigente entre octubre del 2015 y mayo del 2017.
Los comerciantes, indicó el vocero, también están endeudados porque tienen que pagar el anticipo al impuesto a la renta, pese a que no generaron ganancias. Para la cancelación del tributo, ellos usaron tarjetas de crédito, lo que aumentó su nivel de endeudamiento.
El acceso a un producto financiero como la tarjeta de débito es bajo en las cuatro provincias de la zona 1, y son Carchi y Esmeraldas las que menos acceso tienen. Allí solo cuatro de cada 100 personas acceden a este servicio.
La banca cree que debe haber mayor desarrollo de la billetera móvil. En esta línea impulsan el proyecto Bimo, que permitirá hacer pagos de persona a persona por el celular.