Redacción Sierra Norte
Un rótulo blanco advierte, con letras rojas, que el barrio El Libertador tiene alarma comunitaria. Está ubicado en la esquina de las calles Flores y Salinas, en el centro de Ibarra.
A una cuadra, Germán Tamba vende productos en una tienda de víveres. Asegura que desde que se instaló el sistema, hace dos años, los robos y escándalos han disminuido considerablemente.
En la parroquia Azaya, considerada uno de los lugares más conflictivos de la capital imbabureña, los vecinos también se organizaron y contrataron la instalación de las alarmas comunitarias.
Vantroy Jiménez, morador de esa parroquia, recuerda que la última vez que hicieron sonar la sirena fue hace 20 días. “Unos delincuentes intentaron asaltar a una persona. Alguien activó la alarma y los desconocidos empezaron a correr por las calles”.
Los vecinos de 30 barrios de Ibarra decidieron adoptar esta medida de seguridad. En la ciudad hay 134 barrios. Según Ricardo Jurado, coordinador y capacitador de la Policía Comunitaria, las alarmas comunitarias están consideradas en los planes de seguridad de la institución.
Comenta que en el barrio Los Ceibos, por ejemplo, 95 casas están protegidas por este sistema. “Cada 50 metros se instala una sirena. Tienen interruptores que pueden accionarla desde cada casa. La idea es que unos vecinos cuiden a los otros”.
La Policía dicta charlas a los moradores de los barrios interesados en instalar el sistema. También hay quienes ya lo tienen.
“Les explicamos sobre las ventajas y la disciplina que hay que tener. Por ejemplo, para evitar falsas alarmas”, dice Jurado.
Tamba comenta que, inicialmente, instalaron una red con interruptores en cada vivienda. La estrategia era que cuando algún vecino observe algo sospechoso, active la alarma. El sistema registró fallas y lo cambiaron por otro que funciona con llamadas telefónicas. Con ese se quedaron.
La instalación del sistema para 95 usuarios cuesta USD 7 000. Ese valor se lo divide entre todas las familias beneficiarias. Además, cada una paga USD 0,50 anual por el mantenimiento de los equipos en las casas.
La capacitación es para que los miembros de cada familia salgan a la calle, máximo en cinco minutos, después de que se active la alarma. En ese tiempo también debe llegar un patrullero.
Ofertas y capacitación
En la ciudad hay empresas especializadas en instalar alarmas comunitarias. Sus representantes recorren los barrios informando sobre los costos y las ventajas del sistema.
La instalación debe ser coordinada con la Policía Comunitaria. Los uniformados trazan los mapas de acceso, para llegar al sitio en el menor tiempo. Además, capacitan a los vecinos, para evitar que haya excesos, en caso de que sea detenido algún delincuente.
El éxito del sistema de seguridad es que todos los vecinos salgan a la calle, cuando suene la sirena. Esa presencia amedrenta a los delincuentes y evita que se concrete el robo.