Desde el ECU 911 de Portoviejo se coordina las tareas tras el sismo. También sirve como refugio para damnificados. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
La atención está puesta en las zonas afectadas por el terremoto. En las paredes y los escritorios de un edificio en el Itchimbía de Quito se extienden decenas de mapas del Ecuador remarcados con esfero y notas adhesivas.
Hay tazas con café caliente, computadoras portátiles, teléfonos y cientos de hojas impresas.
Los monitores que cuelgan de las paredes proyectan imágenes satelitales del perfil costanero. Y en los pasillos, entre los murmullos, se oye hablar de Junín, El Carmen, San Francisco de Bua, Puerto López, Portoviejo, Cojimíes…
Es el ambiente del ECU 911, donde funciona el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) nacional. Se trata de un cuarto de trabajo que reúne a decenas de funcionarios de más de 25 entidades estatales, municipales y civiles.
Su objetivo es coordinar la ayuda para Manabí, Esmeraldas, Santa Elena, Guayas, Los Ríos y Santo Domingo, provincias que sufrieron fuertes daños debido al sismo de 7.8 grados registrado el 16 de abril.
El COE empezó a operar minutos después del sismo. Lo hizo con ocho mesas técnicas que trabajan en temas como el acceso a agua, atención de salud, seguridad, de la infraestructura… (ver recuadro).
En las tres primeras horas posteriores al terremoto se desplazaron 1 500 integrantes de la Policía, Fuerzas Armadas y Cruz Roja. Seis horas después el número aumentó a 3 000 efectivos.
Actualmente hay 24 000 profesionales de salud, seguridad, rescate, infraestructura, agua, luz, tránsito, etc.
Todos los ECU 911 direccionan sus esfuerzos hacia las zonas golpeadas por el sismo. El ECU- 911 de Portoviejo, por ejemplo, sirve como refugio para damnificados, campamento de voluntarios, salón de reuniones, sala de prensa y despacho de autoridades.
El edificio también sufrió daños en su estructura, debido al sismo. Sobre el ala este se derrumbó una pared, los muros interiores también están cuarteados y el ascensor fue bloqueado con una cinta roja. A pesar de eso es el centro de operaciones tras la tragedia.
Los pasillos, que antes servían para libre tránsito de personas, ahora se usan para colocar escritorios donde laboran distintas entidades del Estado. Cada uno de los salones de la primera planta cambió su propósito debido a la emergencia que atraviesa Manabí.
Sobre el sector derecho, el comedor ahora funciona como Sala Situacional de Secretaría de Gestión de Riesgos, donde se evalúa la magnitud de los daños en cada cantón.
Al frente está el salón de asistencia humanitaria, donde antes operaba la coordinación de la Policía Nacional.
Finalmente, sobre el costado izquierdo, la sala de capacitación para el personal del edificio, ahora es un centro de trabajo de las Mesas Técnicas de Trabajo, que estableció el Gobierno.
Desde allí se reportan los daños que ha dejado la catástrofe. Hasta las 13:30 de ayer había 654 fallecidos, 16 601 heridos,
6 998 edificaciones destruidas, y 25 629 albergados.
Justamente, uno de los trabajos que también realiza el COE es la entrega de alimentos, que desde el miércoles coordina las Fuerzas Armadas. El general Eduardo Zaldumbide, jefe del Grupo Administrativo Logístico del COE, detalla que bajo el esquema de trabajo de los militares se preparan 12 000 raciones diarias de alimento.
Este sistema, que empieza con el traslado de las donaciones, consiste en entregar a la gente el alimento, casa por casa, en los poblados pequeños. Pero en zonas como Pedernales o Portoviejo el trabajo se hace en el interior de los albergues temporales. Cada una de las raciones contiene alimentos, agua y artículos de aseo para cuatro días.