La balanza comercial se está poniendo fea. El BCE acaba de publicar los datos al mes de agosto y ahí se ven resultados confirmatorios de lo que habíamos anticipado. El país gasta en exceso, se podría decir a raudales, y como su producción nacional está limitada, lo que se aprecia con mucha claridad en el nuevo informe sobre la evolución de la oferta y demanda de crédito del ex emisor, busca atender este gasto adquiriendo bienes de diverso orden en los mercados internacionales.
Lo hace agresivamente apoyada por el enorme gasto fiscal que inyecta dinero en los consumidores por la vía de las remuneraciones, la compra de materiales, el pago de subsidios, beneficios, que a su vez los usan en lo que cada uno necesita. Sólo en agosto tiene un déficit de 580 millones de dólares. Representa, en apenas un mes, el 1% del PIB. Y evoluciona exponencialmente en el corto plazo, pues ya es un poco más del doble de la de julio. ¡No puede seguir así. Sería insostenible!
Los déficit mensuales del 2010 se inician en mayo y su valor acumulado llega a 860 millones de dólares. Es casi tres veces el valor del mismo período del año anterior. Año en el cual la crisis internacional llevó el precio del petróleo durante los primeros meses a 27 dólares el barril, lo cual explica de alguna manera su resultado. Pero ahora eso no ocurre pues su precio fluctúa entre los 75 dólares.
La balanza comercial no petrolera, a la cual algunos la miran con mayor cuidado, tiene un déficit de 4 780 millones de dólares, el valor más alto, para este período de ocho meses, en toda la historia económica nacional. Significa 8,2 por ciento del PIB y de continuar por este sendero, a fin de año puede acercarse a los 8 000 millones, es decir al 14 por ciento del PIB. ¿Es esto sostenible y se puede financiar?
En el informe del segundo trimestre sobre la demanda de crédito, el BCE confirma que las empresas no desean crédito para inversión. Las pocas que lo hacen buscan solo capital de trabajo. Lo que sí existe es demanda de crédito para consumo, es decir para comprar bienes. Dinero hay y sobra.
Pues bien, eso se refleja en la balanza comercial. Las importaciones aumentan en volumen y valor y por encima de las exportaciones, que mejoran su precio pero que han caído en volumen. A manera de ejemplo. Sólo en combustibles el país importa este año 70 por ciento más que el anterior. En bienes de consumo duraderos, entre los cuales están los vehículos, electrodomésticos, el 63 por ciento más que el 2009. Mientras las materias primas lo hacen al 29 por ciento y los bienes de capital al 23 por ciento. El modelo de consumo está clarito. Se gasta más y más.
Otra vez asoma este dilema. ¿Qué va hacer el Gobierno para que la situación no se le vaya de las manos? Gasto fiscal y déficit externo se vuelven a encontrar.