Unas 20 fotografías de glúteos llenaban una de las paredes de El Prohibido Centro Cultural de Cuenca. Era fácil deducir que son hombres y mujeres, blancos, morenos, mestizos’
Esas imágenes fueron parte de una exhibición artística que hace cuatro semanas se mostró en ese espacio, ubicado en el tradicional barrio de El Vado, en el Centro Histórico de la capital azuaya.
A pesar de que la tradición cuencana evoca la religiosidad y el misticismo, esta fue una demostración de que la ciudad también está abierta a las propuestas diferentes o ‘arte extremo’, como lo llaman sus cultores.
Este cambio se origina porque a través del arte se quiere contar al público la realidad que vivimos en la actualidad, según el director del grupo independiente Apocalipsis, Andrés Delgado.
Él se vistió con una falda corta y tacones para personificar a un gay, el protagonista de su obra ‘Sin Dios ni ley ¿obra curuchupa o gay?’ A través de ese trabajo teatral se cuenta una realidad que se vive en la sociedad.
fakeFCKRemoveEsta obra, que se presentó el pasado 3 de este mes, también tuvo como escenario El Prohibido Centro Cultural. Para este actor cuencano, el arte no debe ser censurado, los centros culturales deben dar espacios a nuevas propuestas. Por ello, hicieron el estreno de su obra en El Prohibido, porque es un sitio abierto a diferentes manifestaciones culturales.
Con ello coincide el actor cuencano Francisco Aguirre, del grupo de teatro Quinto Río, quien califica a este sitio como un espacio de expresión de arte contemporáneo para la cultura urbana y que no tiene restricciones.
El Prohibido es un centro singular que está diseñado con cráneos de personas, esculturas, Cristos crucificados, calaveras y una serie de piezas de arte extremo. Allí también hay presentaciones artísticas (conciertos, obras de teatro’). Los artistas pagan un porcentaje de la entrada que usualmente es de USD 3. El porcentaje se negocia con cada artista.
Aguirre dice que es importante que exista este tipo de espacios, porque como los artistas pueden presentar sus propuestas y sobre todo evitarse el pago de auditorios y teatros que suelen ser altos. Según él, esos valores pueden oscilar entre los USD 600 y 1 000. “Para los artistas resulta difícil pagarlos en la actualidad”.
Eduardo Moscoso convirtió hace 14 años a su casa en un espacio cultural. Su objetivo es que artistas de diferentes corrientes expongan su trabajo sin censuras ni trámites burocráticos ni que represente un costo oneroso.
Este sitio no es único. Aunque su propuesta es menos irreverente, otro espacio alternativo de Cuenca es la galería El Túnel. Al transitar por el Centro Histórico puede pasar desapercibido, pues está en un callejón al que se ingresa por la imprenta de la Casa de la Cultura y está debajo del teatro del mismo nombre, es un paso subterráneo.
Hace un año se abrió este espacio, cuenta la arquitecta guayaquileña Valentina Brevi. Ella buscaba un lugar para el artista quiteño Ricardo Bohórquez, otro exponente del arte extremo.
Brevi describe a El Túnel como un espacio que establece un diálogo formal entre el arte y los ciudadanos, evidenciando lo oculto del arte en la capital azuaya.
Según Tito Astudillo, presidente de Casa de la Cultura Ecuatoriana (núcleo del Azuay), El Túnel es un espacio destinado a las nuevas propuestas de pintura, escultura, performance, video, cine’
Es un sitio que no tiene una planificación rígida, sino que los artistas pueden presentar sus propuestas y la curaduría de la Casa del Cultura aprueba las muestras para que sean exhibidas.
Para el artista quiteño Fabiano Cueva, quien junto con otros artistas locales presentó en octubre del 2009 la propuesta ‘Cuarto Aparte’, paralela a la Bienal Internacional de Cuenca, el contar con estos espacios permite dar cabida a nuevas manifestaciones artísticas como fue el caso del trabajo que presentaron de video, performance, música y talleres.
Él está convencido de que el arte necesita ser difundido y para que exista una interrelación con el público estos espacios alternativos son cada vez más importantes.