Con el objetivo de poner a buen recaudo los bienes de la capital y a sus habitantes, el alcalde Santiago Guarderas ha protagonizado varias acciones a raíz del inicio de las protestas, el lunes 13 de junio.
Ninguna logró el resultado esperado, y ayer -noveno día de paralización- la capital amaneció con daños en el espacio público, vías principales bloqueadas y sin transporte.
Las acciones
La tarde del sábado 18 de junio, entregó un oficio al Presidente de la Asamblea para pedir a los legisladores que no revoquen el estado de excepción y los responsabilizó por los daños que pudieran presentarse en la capital.
Al siguiente día envió un oficio a las Fuerzas Armadas y a la Policía Nacional, para solicitar que desplieguen más personal en Quito.
Con miras a que la Asamblea no trate la revocatoria del Decreto, presentó una petición de medidas cautelares ante la Jueza de Garantías Constitucionales de Pichincha, el lunes 20 de junio. La magistrada negó la petición, aduciendo que era “solo una posibilidad de que se revoque el estado de excepción”.
Ese mismo día, Guarderas difundió un comunicado llamando al diálogo y a la protesta pacífica, y puso el Municipio a disposición para que las iniciativas de mediación se concreten.
Desde el inicio del paro, dispuso la colaboración de más de 6 000 funcionarios del Municipio para garantizar los servicios básicos.
Hasta el lunes 19 de junio logró mantener el servicio de transporte activo; pero el martes 21 de junio el Sistema Trolebús, Ecovía y sus alimentadores no pudieron operar. Incluso la recolección de basura se vio afectada por los bloqueos.
En un primer reporte del Cabildo hay afectaciones a señales de tránsito, semáforos, secuestro de maquinaria para obstaculizar la vía, daño a vehículos. Pero la afectación más fuerte fue al comercio. Alberto Cajas, analista político, advierte dos razones por las cuales el Alcalde no ha tenido una participación más eficiente. La principal, dice, porque en un escenario como el actual, se tiene poco campo de acción, por una menor competencia para reprimir. “Lo que sí puede hacer es representar a los ciudadanos”, agregó.
La visión de analistas que puede considerar la autoridad municipal
‘Debería sentarse a conversar con los manifestantes’
Víctor Granda, analista político
El alcalde, Santiago Guarderas, en estas circunstancias de extrema violencia no puede hacer mayor cosa, pero lo que debería buscar es promover el diálogo entre los manifestantes y el Gobierno. En su calidad de primer personero de la capital, debe tratar de llegar a las cabezas de quienes protagonizan las movilizaciones para lograr acuerdos pacíficos. Sentarse a conversar con ellos y dejar en claro que las protestas deben ser pacíficas. Que los manifestantes ayuden a identificar a aquellas personas que se infiltran y realizan actos violentos y de vandalismo. Y que colaboren para poner a esos infiltrados a disposición de la autoridad, para que rindan cuentas y paguen por el daño que le hacen a la ciudad.
No necesita permiso del Ejecutivo para dialogar y llegar a acuerdos. Su obligación es la de cuidar el patrimonio de la ciudad y a los ciudadanos. Debería tener una actitud más proactiva. No solo él, sino los señores concejales que hasta el momento no se han pronunciado como cuerpo.
Ellos podrían promover reuniones comunitarias para llegar a un diálogo con los manifestantes.
‘Debe trabajar en el sentido de pertenencia del quiteño’
Paco Moncayo, exalcalde de Quito
En situaciones como esta, es fundamental el grado de liderazgo que tenga el Alcalde para que pueda representar la voz de todos los quiteños y fortalecer el espíritu de ciudad. Lamentablemente, debido a todo el proceso con el exalcalde Jorge Yunda y por la forma en la que asumió la Alcaldía, Guarderas no tiene la fuerza para volverse un actor que defienda a la ciudad.
Debió haber emprendido desde el inicio de las protestas una campaña con el discurso de que la capital no tiene por qué ser destruida. Y, claro, apoyar con todos los recursos a la Policía Nacional y a las Fuerzas Armadas, y convocar a la ciudadanía a la paz y a la democracia, no a responder con violencia, odio y destrucción.
El problema es que no tiene la capacidad de convocatoria para hacerlo. No tiene una conexión con la ciudad. Debe trabajar en el sentido de pertenencia del quiteño.
Hay algo importante que debemos entender; para poder defenderse, la ciudad debería contar con una mínima estructura, debe estar cohesionada para actuar como una gran familia, pero en este momento eso no existe. No hay confianza en la autoridad. Ni sentido de pertenencia.
‘Debe dar los espacios para expresarse pacíficamente’
Rubén Bravo, sociólogo y docente
Es deber del Alcalde velar por el bienestar de la comunidad. Algo que Guarderas debe hacer es escuchar a las personas y ser un Alcalde para todos, no solo para un grupo. En estos momentos no pueden primar las estrategias militares sino las políticas. Lo que ha ocurrido con la Casa de la Cultura es una estrategia de guerra para enfrentar a los pueblos indígenas que históricamente se reúnen en El Arbolito. Eso ha sido como echar más leña al fuego. El Alcalde debe dar los espacios para que la gente se exprese pacíficamente.
Cuando esos espacios se quitan, como ocurre en el estado de excepción, se incrementa el malestar en la sociedad y la protesta puede volverse descontrolada y violenta.
El Burgomaestre debe dejar que la gente se tome las plazas, los parques, en su legítimo derecho a la protesta, pero debe pedir que se haga de manera pacífica.
La función del Alcalde debería ser promover el diálogo, abrir la comunicación.
Este tipo de manifestaciones seguirá si seguimos con brechas de desigualdad. Debe hacer un llamado a los manifestantes y reconocer que existe el derecho a expresarse pacíficamente.