Más allá de los argumentos que ha esgrimido el Gobierno del Ecuador al conceder asilo diplomático al fundador de la organización Wikileaks, Julián Assange, de las adhesiones que consiga para fortalecer su postura a nivel internacional y de todo lo que haga para torcer el brazo de los británicos para conseguir el salvoconducto, una cosa es cierta: el Ecuador pierde. Se ha metido en un pleito ajeno, sin ningún beneficio de inventario, que traerá consigo el deterioro de la imagen y posición del país en el escenario internacional.
Y es que Julián Assange, más allá de ser el ‘hacker’ más famoso del planeta por haber difundido información considerada como reservada por el Gobierno de los Estados Unidos, no tiene buena reputación. No me refiero solamente a los supuestos cuatro cargos que se procesan en la Justicia Sueca de “coerción ilegal”, “acoso sexual”, “acoso deliberado” y “violación”, sino a las acciones que ha realizado a través de su organización Wikileaks. El ejercicio de la libertad de expresión y de información no se realiza con información sustraída de manera ilegal.
Me pregunto: ¿qué pasaría si la información divulgada por Assange no hubiese sido de los funcionarios del Gobierno de los Estados Unidos sino de Ecuador? ¿Qué diría el señor Correa si los wikileaks hubieran tratado de los supuestos vínculos con las FARC, de los casos de corrupción de altos funcionarios de Estado, de los pativideos, de la narcovalija…? La respuesta es que Assange seguramente estaría en la cárcel o habría sido procesado por la Justicia por terrorismo de Estado, al igual que los 204 líderes indígenas que osaron desafiar al poder absoluto del Presidente.
Es claro que este afán de protagonismo y de figurar a nivel internacional por parte del presidente Correa le va a costar muy caro al país. Hace pocos meses estuvimos en las primeras planas de los medios de comunicación más importantes del mundo por las irregularidades cometidas en el caso El Universo. De igual modo, el Ecuador ha sido afectado en su imagen por su posición y acercamiento a regímenes realmente cuestionables como el de Irán, Libia, Siria y últimamente Bielorrusia.
Por este motivo, el caso Assange no es algo aislado. No solo va a repercutir en términos diplomáticos con países que tenemos vínculos desde hace mucho tiempo atrás sino incluso en términos económicos. Veo con pesimismo la firma de acuerdos de cooperación y de comercio con Estados Unidos y Europa.
Este pleito ajeno es resultado de no tener una política exterior. Vamos sin rumbo a nivel externo. Lo único que tenemos son posiciones poco soberanas frente a temas y alineamientos ideológicos con países que ven a las relaciones internacionales como resultados de sus cogestiones intestinales. Una evidencia más de que vamos para atrás y no hacia adelante.