Dos sucesos relacionados con la libertad de expresión han sido superados.
Uno: el caso de la revista Vanguardia; otro, de la organización Fundamedios; una y otra bajo hostilidad.
El 31 de julio, con uso de fuerza funcionarios del Ministerio de Relaciones Laborales embargaron y se llevaron equipos e información.
No hace falta que nadie lo diga: la revista Vanguardia es crítica y su labor no agrada, en absoluto, a las autoridades del actual régimen. Pero el 13 de agosto circuló nuevamente. En su página editorial afirma: “Esta revista ratifica su compromiso vital por las causas más justas de este país. Seguiremos”.
Los gobernantes deben apreciar que los medios de comunicación independientes los ayudan, presentando realidades que sus subalternos nunca los harán conocer, pero causan daño al país y, en particular, al mismo Gobierno.
Vale recordar al presidente Galo Plaza (1948-1952). Un partido de oposición publicaba la revista Momento, en la que –sin límite alguno- le endilgaba toda suerte de acusaciones, incluso las más extremas a propósito del uso de la ayuda extranjera a los damnificados del terremoto de Ambato. El Presidente, en lugar de perseguir o crearle dificultades, en gesto de tolerancia, reunió los números, los hizo poner carátula y dejó la colección en el escritorio del Despacho Presidencial. Dijo que lo hacía para que el próximo Presidente “se distraiga”. (El próximo era el severo Dr. Velasco Ibarra). En ese acto vaticinó ante los reporteros asistentes (entre ellos el autor de esta nota) que un periódico o revista que no observe normas básicas de ética y de libertad de expresión, se mueren solos. ¡La revista Momento dejó de existir poco después!
Fundamedios –Fundación Andina para la Observación y Estudios de Medios- fue galardonada nada menos que con el Gran Premio de la Sociedad Interamericana de Prensa. Su Director es el señor César Ricaurte. La SIP le reconoce el papel que ha venido desempeñando en la defensa de la libertad y la democracia en nuestro Ecuador, labor que les ha convertido …“en centro y blanco de ataques reiterados de parte del presidente Rafael Correa, así como de otros funcionarios del Gobierno; y, a la vez, han concitado el respeto y admiración de parte del periodista, organismos nacionales y regionales de la sociedad civil y el público en general”, según expresa.
La lucha por la libertad; y en particular de la libertad de expresión, es por valores que se relacionan con la democracia.
De este nuevo hecho, la revista Vanguardia ha salido airosa; muchos ciudadanos se han acercado a suscribirse; en adelante contará con más lectores.
Cabe formular votos porque la experiencia acumulada induzca a una nueva concepción en la actitud de los gobernantes hacia los medios de comunicación, respetando su papel en la vida democrática.