Si al 5,1% de desempleo le sumamos el 44,2% de subempleo, que existe en el Ecuador, según cifras del Inen, llegaremos a la conclusión que hay una grave falla en la política laboral de este Gobierno y de otros que lo precedieron.
¿Por qué en un país con una de las más altas tasas de crecimiento económico en Sudamérica, la mitad de la población no tiene empleo fijo?, ¿por qué en nuestro país la inversión extranjera es paupérrima?
Insisto en que es imprescindible flexibilizar la legislación laboral, permitiendo entre otras cosas, la tercerización de servicios (que actualmente se consiente en contados casos bajo la modalidad de servicios complementarios) y la contratación por horas. Se debe flexibilizar también el régimen tributario vigente, derogando impuestos como el de la salida de divisas y el ICE, reducir el pago del impuesto a la renta y el IVA, entre otros, lo cual estoy seguro que hará atractivo al Ecuador para los inversionistas extranjeros de los países del Primer Mundo que ven con buenos ojos a nuestra región por la inmensa cantidad de recursos naturales que tenemos, como es el caso del petróleo, gas, minería, madera, agua, etc.
También es necesario, dada la inseguridad jurídica existente, que se permita a los inversionistas extranjeros resolver sus discrepancias contractuales, mediante arbitrajes internacionales. Muy pocos confían en nuestra administración de justicia, debido a la falta de preparación, imparcialidad y en algunos casos, de honorabilidad de ciertos jueces, para lo cual basta ver las denuncias que casi a diario presenta la ciudadanía.
Si bien es cierto que los constructores, vendedores de maquinarias y de vehículos, distribuidores de electrodomésticos, y las instituciones financieras, entre otros, han tenido un crecimiento inesperado durante estos últimos años, en nuestro país se han construido poquísimas nuevas plantas industriales durante el mismo período y, los ecuatorianos no han retornado los capitales que enviaron al extranjero durante el último quinquenio, debido a la falta de seguridad jurídica y económica existente. Si no fuera por el espectacular precio del petróleo del que hemos podido gozar durante el actual período presidencial, otro fuera el cuento.
En un país rico en recursos naturales como el nuestro, si le otorgamos a los inversionistas las seguridades que ellos demandan, en pocos años más podemos salir del subdesarrollo en el que vivimos.
Esperemos que la inmensa reserva de minerales que tenemos en el Ecuador, sea explotada con tecnología de punta, para evitar daños al medioambiente, y que los ingresos que esa actividad genere, sirvan para mejorar nuestros actuales sistemas de salud y de educación, en los que el actual Gobierno ha invertido mucho más que los anteriores.