Desde que tengo memoria, los políticos ecuatorianos se llenaban la boca con frases estereotipadas como que la juventud era el futuro de la patria. Ahí quedaba el tema cuando desde las alturas del poder o no sabían cómo iniciar los cambios que requería una educación definida como la causa del desastre nacional o los bárbaros se imponían y el MPD o la UNE a lo que iban era a lograr ‘conquistas’ salariales con paros ininterrumpidos que hacían temblar a los gobiernos. Ni qué decir tiene que ante las falencias de bulto de la educación pública quienes se dejaban llevar por la codicia fundaban escuelas, colegios y universidades sin que por parte del Estado hubiera la menor voluntad de evaluarlos y frenar el desmadre. Sin voluntad política para que se diera el cambio quienes lo intentaron desde posiciones subalternas salían de cristos crucificados. De calidad en la educación, en un país de jilgueros nada en concreto luego de innumerables seminarios en donde nunca se agotaba el tema.
De ahí que en esta columna he ponderado los pasos dados por el actual Gobierno en cuanto a Educación Superior. Categorizarles a universidades y politécnicas, un acierto incuestionable. Eliminar del sistema a las que no llenaban requerimientos mínimos, necesidad ética y moral también satisfecha. La admisión a los centros de educación superior, asunto crucial, en marcha a partir de este año luego de vencer toda suerte de resistencias y oposiciones. Contamos ya con un Sistema Nacional de Nivelación y Admisión, y un Examen Nacional para acceder a la Educación Superior. Pude haber tenido discrepancias en cuanto a que considero de incumbencia exclusiva del Ministerio de Educación formar bachilleres idóneos para realizar estudios superiores. Ello no obstante, debo rendirme ante el hecho de que lo que está en marcha es lo posible, enemigo de lo perfecto siempre irrealizable. El Examen Nacional, al que me refiero, se constituirá en uno de los puntales de una Educación Superior de calidad.
De las angoras, quedan materias pendientes, desde luego, como casi en todo el mundo. “Son cientos de miles de jóvenes franceses que salen de la escuela primaria sin saber ni leer ni escribir bien, y de entre ellos un alto porcentaje que no saben ni leer ni escribir del todo”. A este paso, señala el Institud Montaigne, “dentro de diez años habría tres millones de franceses analfabetos”. Se asegura que Hollande, el nuevo Presidente, recibió una gran cantidad de votos porque dijo que había que cambiar la escuela primaria. En Ecuador, con los maestros que tenemos y otros factores limitantes la situación debe ser peor. De ahí también que la creación de la Universidad Nacional de Educación, en la que se formarán los maestros de todos los niveles, será una de las grandes obras del gobierno de Rafael Correa. Tiempo al tiempo.