‘Europa podrá salir de la crisis cuando empiece a llamar las cosas por su nombre”, me dijo hace unos días un banquero italiano, quien me puso pena de divulgar su nombre. “Hoy somos los responsables de todo y los mayores delincuentes y no debemos hablar“. “Pero fíjese; se contrapone equilibrio fiscal, a lo que se descalifica como recortes, apriete o otras disquisiciones populistas y demagógicas, con crecimiento. Como si pudiera haber crecimiento con despilfarro, que fue lo que produjo la crisis de hoy”. “Ahora dicen que Francia dio un giro a la izquierda, todo es un continuo autoengaño”.
En gran medida tiene razón. En las primarias francesas, entre Sarkozy, la derechista Marine Le Pen y el centrista Francois Bayrou, lograron el favor de más del 54% del electorado y en la segunda vuelta Francois Hollande le gana a Sarkozy con el 51,63 %, con una diferencia de menos de 4 puntos , para lo cual contó con el voto de Bayrou y el notorio interés de Le Pen y sus electores de que el presidente “desapareciera” del mapa político. Es apresurado, entonces, hablar de vuelco a la izquierda. Los franceses votaron en contra de la reelección, un poco hastiado del estilo ‘Sarko’, y endulzados por una difusa propuesta del candidato socialista que hablaba de crecimiento por sobre la austeridad, o no solo de austeridad. Y da la sensación que los franceses lo hicieron más como una expresión de deseos -es lo que dicen los números- y no como unos sueños locos, que es lo que delatan los resultados de las elecciones griegas.
Y es natural que la gente sueñe y aspire a no perder lo conquistado o mantener o en su caso recuperar su bienestar con el menor sacrificio. Pero no siempre es posible y menos cuando hay crisis. La primera tarea de los dirigentes políticos y gobernantes debería ser decírselo. Ser sinceros, tanto desde el Gobierno como desde la oposición, y no generar falsas expectativas.
Uno puede movilizarse de diferentes maneras en un bote. Una es con un motor fuera de borda, para lo cual hay que tener ahorros, capital propio o ingresos provenientes de algún lado para el motor y el combustible. Pero no siempre hay capital ni crédito ni prestamos ni inversores. Otra opción en ponerle una vela y que sople viento a favor, porque para que navegue tiene que haber brisa, viento. No funciona un bote a vela poniendo un ventilador en el asiento de popa apuntando a la vela, que esto es lo que creen muchos políticos y se lo hacen creer a mucha gente. Así sería muy fácil navegar, pero no funciona . La fórmula que nunca falla es la de ponerse a remar. Y a remar todos; exige esfuerzo, pero cuantos más reman, el esfuerzo en definitiva es menor, más rápido se llega a donde se quiere ir y además es mas fácil identificar a los que no reman.