¿Cuántas palabras tendrá, preguntó Gabo, niño, al coronel, su abuelo, sobre el viejo diccionario. -Todas, respondió el abuelo.
“El lenguaje nos ayuda a capturar el mundo: cuanto menos lenguaje tenemos, menos mundo capturamos. Si se empobrece la lengua se empobrece el pensamiento”, escribió Lázaro Carreter, hace no muchos años.
América hispana ‘es’ en español; la lengua palió el despojo de la conquista; en español somos americanos, descubrimos nuestra naturaleza, a nuestra gente; nombramos nuestro mestizaje. América, con Darío y Vallejo, Borges, Cortázar, Dávila Andrade, Carrera Andrade, Rulfo, García Márquez, Neruda y tantos más, devolvió a España cuanto recibió en la lengua. Por esto es precioso el Diccionario de americanismos que aporta al español general extenso léxico, nuevos significados, términos cocinados en la gracia cantarina de las lenguas aborígenes, así como la agradecida sonoridad del diminutivo: las habitas, el motecito; los ahoritita mismo, tempranito, no mismito, aquisito; los toditos; alguito; el no seas malito, usos que revelan rara voluntad de complacer.
Registra voces nuestras: ‘llapingacho’, ‘pulchungo’; expresiones como ‘boca floja’, por ‘persona indiscreta’, ‘prenderse’, por ‘animarse, avivarse una fiesta o una conversación’, ‘prendérsele el foco’, ‘encontrar solución a un problema ‘; ‘¡qué foco!’, para ‘algo llamativo o chagra’; ‘tumbado’, ‘techo interior’; ‘bacerola’, ‘betún’; ‘tanquear’, ‘abastecer de gasolina un carro’; frases proverbiales como ‘ser un pan de dios’; ‘ser una dama’, por ‘ser un hombre de modales refinados’; las conocidas ‘de a perro’; ‘de pura gana’; ‘de gancho’. Y el obsoleto y hermoso ‘de la tierra’, que designaba productos de América, no venidos de España. La elipsis ‘de no’, ‘de lo contrario’: ‘de no, menojo; las contracciones ‘deadeveras’ y ‘deay’. Todos, dichos nuestros. Pero ¿y los de fuera?: ‘gaseoso’ es en el Perú, ‘persona que habla mucho sin decir nada importante’; y el sustantivo boliviano ‘escupo’, por ‘saliva’, produjo en Chile la expresión ‘como escupo de músico’: ‘con rapidez, a gran velocidad’ o ‘como escupo de momia’: ‘seco, sin sustancia ni aliento’. El ‘frondoso’ mexicano es ‘persona, saludable, fuerte, hermosa’ o en habla portorriqueña, ‘persona que habla mucho y sin pausa’. Hay un ‘golf’, del inglés para ‘persona vaga, sin oficio ni beneficio’. O un ‘haragana’ centroamericano, por ‘silla con alto respaldo que se inclina a voluntad’. Y ‘huevos tristes’, persona tonta o simplona… Lo que es yo, panas del alma, me provoca acabar para no darles dañando el día con un trabajo que iba a ser chévere y ya está medio chancho, ¿no cierto?; despuesito vuelvo, y para que no vayan a creer que soy codo con mi tiempo, antes que me boten mandando a la basura el trabajito, por lo de los carácteres, dejo diciendo que nada está acabado, oquey, ñañitos, chao, babay …